A 200 años de Mayo de 1810, el director del Instituto de Federalismo de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba, Antonio María Hernández, sentenció que el país abandonó aquel gran proyecto.
El candidato a vicepresidente por la Unión Cívica Radical (UCR) en los comicios de 1995 visitó Tucumán para, entre otros, disertar en el seminario de reflexión "Los desafíos del Bicentenario", organizado por la fundación Celestino Gelsi, que preside el secretario de Relaciones Laborales de la UCR, en el ámbito nacional, Ariel García.
Entre otras causas, Hernández ubicó el origen del abandono de los principios de Mayo en la fuerza que ostenta la figura que conduce el Poder Ejecutivo, sea nacional, provincial o municipal. "La patología más grave que hemos desarrollado en los últimos 100 años es el hiperpresidencialismo, que significa un PE que actúa más allá de los poderes constitucionales, sin tener los adecuados controles del Congreso y del Poder Judicial", señaló.
Según agregó, la pugna que se está viviendo en ambas cámaras del Congreso, desde los comicios del año pasado, responde a conflictos de poder, pues el Parlamento, de la mano de la oposición, busca recuperar facultades cedidas. "(Que son) ejercidas por el Ejecutivo de manera inconstitucional mediante Decretos de Necesidad y Urgencia y otros instrumentos", dijo.
LA GACETA le pidió una opinión, respecto de las principales figuras de la oposición, que asoman como presidenciables hacia 2011. "No hablaré de personas; no creo en la democracia delegativa. Por el contrario, es la hora de los liderazgos democráticos, de los equipos y, sobre todo, de los programas de gobierno. Hay que terminar con el excesivo personalismo, que nos hacía pensar que nuestro destino estaba unido a una persona. Ahora, hay que confiar en los partidos políticos, en los programas, en las ideas, en los proyectos", aseveró.
Re-reelección
Luego de cuestionar que el poder esté concentrado en una sola persona, Hernández criticó los deseos del gobernador, José Alperovich, de acceder a una segunda reelección; es decir, a un tercer mandato. "Es muy malo. Lamentablemente, es una tendencia negativa que se observa en el derecho público argentino. Aunque no puedo hacer un análisis de cada provincia, algunos distritos se inclinaron por reelecciones indefinidas o, como Tucumán, por fórmulas que persiguen la perpetuación en el poder. Esto es muy negativo para la República y para la democracia", lamentó. Y añadió que es preciso limitar el poder: "ese es el objetivo central del constitucionalismo, para asegurar la libertad y la vigencia de los derechos humanos".
Hernández se desempeñó como convencional constituyente en tres niveles: provincial (integró la convención que dictó la Constitución de Córdoba, en 1987), nacional (ocupó la vicepresidencia de una comisión durante la reforma de la Carta Magna argentina, en 1994) y municipal (presidió la asamblea que elaboró la Carta Orgánica de la ciudad de Córdoba, en 1995). En todos los casos, defendió una sola posibilidad de reelección.
"La regla general del constitucionalismo provincial fue cuatro años en el poder y, tras la reelección, cuatro años más; y después, dejar el poder. Me parece este es un período prudente; luego hay que posibilitar la renovación de la dirigencia; hay que impedir ese vicio malvado, íntimamente ligado al culto del caudillismo, de perpetuarse en el poder", manifestó.