"Cuando efectuamos la restauración del conjunto escultórico de Alberdi, entre 1991 y 1994, la figura alegórica que representa la República bajo las formas de una joven esbelta, vestida con paños y una especie de poncho con flecos y subiendo las gradas, le ofrece un libro y una pluma para escribir, ya presentaba los dedos de esa mano rotos y tampoco se encontraba la pluma". La descripción de la licenciada Beatriz Cazzaniga sobre la obra creada por Lola Mora e inaugurada en 1904, en la plaza Alberdi, es clara.
La polución
Cazzaniga es una profesional de vasta experiencia en las más variadas técnicas de creación, conservación y restauración artística. "El mármol no es indestructible y se degrada con la polución cuando está expuesto al aire libre y al grave deterioro que produce la lluvia cuando cae directamente sobre la pieza o el conjunto escultórico", explicó a LA GACETA, la licenciada que se desempeñó como directora del proyecto de investigación denominado "Determinación de la patología de obras de arte de interiores y la metodología para su conservación" (2001-2003).
El 2 de marzo de 1994 representó a la UNT en el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio Cultural, con sede en la ciudad autónoma de Buenos Aires.
Una fotografía
"Reconstruimos los dedos pero la pluma nunca se encontró. Además, la fotografía de la obra original de Lola Mora estaba muy deteriorada y no se podía apreciar este detalle porque se había tomado de corta distancia. Hicimos los dedos sobre un perno, pero a la vez aclaramos que se podían caer en cualquier momento, porque la estructura está afectada y si seguíamos con la reparación corríamos el riesgo de dañar la obra. Por eso no agregamos la pluma. Además, desvirtuábamos la creación de su autora", detalló la artista nacida en Italia y formada en Salta y en Tucumán.
No es eterno
"Los dedos volvieron caerse y tampoco se hizo mantenimiento de la restauración. No debemos confundirnos que ello es todo. Insisto, el mármol no es eterno y más si su estructura es octogonal. La colocación de un techo sólo fue para evitar un deterioro mayor de la lluvia y de la polución. Además en Europa las grandes obras escultóricas no están a la intemperie y allá ya tienen más de 400 años. En cambio acá llevan 100 años", afirmó Cazzaniga.