"Juan Bautista Alberdi es el personaje de mayor gravitación intelectual en la formacion de las instituciones argentinas". Jorge Mayer
Explicar el comportamiento humano requiere analizar la impronta que aportan sus genes y las influencias de las circunstancias que vive. Pretender hacerlo con la polifacética personalidad de Juan Bautista Alberdi supera nuestras posibilidades. Trataremos de hacerlo con aspectos de su condición de ciudadano.
Sus genes aportaron una inteligencia brillante, una salud precaria y una sensibilidad exquisita. Sus circunstancias influyeron. en lo íntimo: su lugar de nacimiento, su precoz orfandad materna, y a los 11 años la paterna.
A los 13 años viajó a la desconocida Buenos Aires. Inicia sus estudios en un colegio cuya disciplina y su plan de enseñanza lo abruman, y solicita que lo retiren. Cabe imaginar que allí, a tan corta edad, tuvo una sensación de soledad y de desamparo. Sus más entrañables afectos y sus protectores quedaron lejos. Tres años más tarde se reincorpora al colegio al que, a los 20 años, lo cerrarán por falta de fondos. Va a vivir en casa de los abuelos de su amigo Miguel Cané.
En esta época inicia sus estudios de Derecho, se manifiesta su inclinación por la música y por el teatro, lleva una activa vida social, conoce y traba sólida amistad con dos ilustres pensadores: Esteban Echeverría y Juan María Gutiérrez, junto a quienes despierta su interés por la política, que lo definen como un auténtico demócrata.
En 1834, Alberdi regresa, por única vez y por unos pocos meses, a Tucumán. Aquí festeja el 9 de Julio con su maestro y amigo, el gobernador Alejandro Heredia, y celebra sus 24 años junto con familiares y con amigos.
Los acontecimientos ocurridos en su Patria indudablemente lo influyeron: su nacimiento en la época en que los pueblos de la América Hispana comenzaban a independizarse de la monarquía española, entre ellos los del Virreinato del Río de la Plata. Tres meses antes de su nacimiento, el 25 de Mayo, en la capital del Virreinato se gestó un movimiento liberador que se extendió por el resto de su territorio. El Norte adhirió y apoyó ese pronunciamiento. Poco después, los ejércitos realistas iniciaban desde el Norte la recuperación de esas tierras. En 1812, en Tucumán, se libró la batalla que frenó ese avance y recuperó para la Patria naciente parte del territorio de esta región. El gobernador -tío suyo- y el pueblo tucumano jugaron un papel fundamental en dicha batalla.
En 1816, cuando tenía casi seis años, en nuestra ciudad se declaró la Independencia de la Patria. Sus ojos y su mente de niño seguramente grabaron a fuego las imágenes y el ejemplo de esos ilustres y valientes patriotas que, en tan difíciles momentos, adoptaron tamaña decisión. En Buenos Aires, progresivamente, va conquistando afectos, y logra compartir una vida hogareña. A fines de 1838, definido demócrata, sufre la persecución de la tiranía de Juan Manuel de Rosas, e inicia su destierro, que durará 43 años.
Habiendo cumplido 28 años se ha definido y consolidado su personalidad. Durante su largo destierro, su pensamiento y su accionar fueron monopolizados por lo que sucedía en su amada patria. Lo demuestra el eminente jurista que, en forma espontánea, aporta su obra cumbre, la que posibilita la organización constitucional del país; el provinciano, acérrimo defensor del federalismo; el formidable y racional polemista, que defiende con pasión sus ideas; el documentado e infatigable diplomático, que logra para la Confederación el reconocimiento como representante de la Argentina, por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, El Vaticano y España; el fanático pacifista, que se opone a la Guerra del Paraguay y escribe El Crimen de la Guerra; el admirable visionario, que postula la creación de una organización supranacional, para tratar de solucionar los conflictos entre los países. En definitiva, es el patriota que, asistido solamente por su mente y su pluma, nos ha legado contribuciones fundamentales para la organización y el desarrollo de la Nación, y a quien la Patria, y especialmente su provincia natal, le deben un justo homenaje. © LA GACETA
Adolfo Poliche - Médico cirujano, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina, miembro del "Grupo Alberdi".