Comparó el subsuelo de Tucumán con un auto viejo para explicar que habrá que resignarse a convivir con los derrames de agua potable y cloacales. "Podemos ponerle repuestos al auto, pero hasta que no llegue la reconversión habrá que acostumbrarse a las fallas", dijo el presidente de la Sociedad Aguas del Tucumán, Alfredo Calvo, durante una entrevista con LA GACETA. Lo acompañaron los ingenieros Sergio López y Augusto Guraiib.

A metros de la sede de la SAT, en Monteagudo segunda cuadra, los concejales de la Comisión de Salud esperaban que Calvo se presentara a darles explicaciones acerca de la gran cantidad de derrames cloacales que hay en la ciudad. Ya había sido invitado el martes, pero dijo que no pudo asistir porque estaba supervisando obras. Esto molestó a los ediles, quienes lo volvieron a citar. "No tengo problemas de asistir al Concejo las veces que me pidan. Lo que más necesito es que todos tomemos conciencia de esta problemática y que nos ayuden a seguir construyendo", afirmó.

La polémica saltó a raíz de la gran cantidad de reclamos que reciben los concejales por parte de vecinos que sufren a causa de roturas las pérdidas de agua en la calle. Las autoridades de la SAT reconocieron que los sondeos de algunos ediles -que detectaron hasta 400 desperfectos- en las calles era certero, aunque aclararon que un 30% ya fue reparado.

"Cuando nos hicimos cargo del servicio, en 2004, el déficit de cloacas rondaba un 40 % en San Miguel de Tucumán y el sistema ya estaba colapsado. Nos planteamos hacer en dos etapas los colectores para descomprimir la situación. La obra costó $ 70 millones y ya está funcionado. Ahora estamos desarrollando una planta de tratamiento de efluentes cloacales en San Felipe. Si no hubiéramos hecho esto, el colapso sería más grave", fundamentó Calvo.

Desinversión
Según el titular de la SAT, la infraestructura sufrió una desinversión de 40 años que no se puede resolver en seis. "Estamos haciendo grandes obras que no se hicieron nunca", recalcó. Además, según dijo, se efectúan las reparaciones coyunturales. Por día, la SAT recibe 500 reclamos de los 160.000 clientes de la ciudad. La mitad de los pedidos se resuelven inmediatamente y el resto lleva más tiempo porque implica la realización de obras y hay que sacar permiso, informó Guraiib. "Le damos prioridad a la falta de agua potable y a los desbordes cloacales que se producen adentro de las viviendas", dijo.

Guraiib destacó que el crecimiento demográfico ocurrió en una escala desproporcionada respecto a la infraestructura de la ciudad. El técnico aclaró que sólo un 10% de las pérdidas cloacales es consecuencia de una cañería obsoleta. "El 90 % de los daños responde al mal uso de la cañería. Tenemos problemas con las obras de pavimentación y de edificación, que usan en muchos casos los colectores para limpiar y llenan de ripio las cañerías", precisó.

"Queremos que la población sepa que el desarrollo de la construcción ocasiona daños colaterales y la rotura de caños cloacales forma parte de ello", puntualizó Calvo. Agregó que también enfrentan el robo de las bocas de registro: en los últimos años cambiaron 400 de estas. Cuando faltan, la gente llena las cañerías de basura. "Con la Municipalidad tenemos relaciones muy estrechas. Trabajamos juntos todos los días, debemos ser socios en esto", recalcó Calvo. Sin embargo, también resaltó la falta de controles por parte del municipio respecto del derroche de agua en casas de particulares o el que proviene de la cada vez mayor práctica de los lavaderos callejeros de autos.

Calvo negó que la SAT tenga sólo tres camiones colectores para solucionar el problema de las pérdidas. "Compramos dos camiones más (cada uno vale $ 1,5 millón) y actualmente funcionan seis, ya que uno es tercerizado", dijo. Asimismo, dijo que se renovará el 30% de la cañería obsoleta y recalcó que la red de agua potable se amplió un 30% mientras que las cloacas llegan al 80% de la capital.