Fueron aplaudidos de pie cuando ingresaron a la sala. Varias veces disintieron, pero ayer coincidieron en su destino: Laura Figueroa y el fiscal federal Alfredo Terraf compartieron su último juicio oral, y ambos se retirarán de esa práctica. "Me sentí avergonzado -confesó Terraf, cuya jubilación fue concedida ayer-, porque no soy merecedor de ese reconocimiento. Estoy conforme con la cárcel común contra Roberto Albornoz y Luis de Cándido, porque es un gran paso que los asesinos, torturadores y violadores vayan adonde están los delincuentes comunes".

Figueroa lamentó que no se haya contemplado el delito de genocidio, pero destacó la decisión del tribunal. "Ahora estamos en condiciones de pensar en común, como sociedad, el futuro. No creo que digan dónde están los cuerpos, porque ese ocultamiento forma parte de la tortura constante hacia un sector de la población", aseveró.

El representante de Andhes, Daniel Weisemberg, aclaró que no está en los planes apelar las sentencias, aunque consideró seguro que las defensas lo harán. "Deberemos responder sus planteos, pero vamos a esperar los fundamentos de la condena. Uno nunca vuelve a ser el mismo después de un juicio como éste", admitió. Su colega, Valentina García Salemi, agregó: "esperábamos este resultado, porque fue una responsabilidad enorme y aprendimos mucho en este juicio histórico y complejo, donde se escucharon atrocidades".

"Las pruebas desbordaron a las defensas. El tribunal estuvo a la altura de este momento, porque no había motivos para que los condenados estén en sus casas", señaló Emilio Guagnini (Fadetuc). Su par, Julia Vitar, destacó la importancia de las organizaciones de defensa de los derechos humanos y de las movilizaciones populares.

Daniel Mendivil también se mostró satisfecho, pese a no haber logrado que se condene a Albornoz por usurpación de la casa de Frías Silva al 200, porque nunca se lo interrogó sobre este delito. El querellante Bernardo Lobo Bugeau lamentó que no se haya condenado a Carlos de Cándido por encubrimiento, pero consideró el fallo razonable y ajustado a derecho.