"Al principio no teníamos adónde reunirnos. Ibamos a confiterías y simulábamos ser maestras que festejaban un cumpleaños. Pero, por debajo de la mesa, intercambiábamos papelitos con mensajes y datos". El relato de Rosa Tarlovsky de Roisinblit se recreó durante un acto en la Casa de Gobierno, en el que la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia le otorgó un reconocimiento por su lucha.

La vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, de 91 años, contó acerca de cómo en la década de 1970 un puñado de abuelas buscaba a sus nietos: los hijos de sus hijos desaparecidos. Y remarcó que 33 años después, se sabe que ellas no eran un puñado, mientras se juzga a militares retirados por violaciones a los derechos humanos. Rosa detalló que su única hija, Patricia, que estaba embarazada, y su yerno, José Pérez, ambos militantes montoneros, fueron secuestrados en 1978. Desde entonces, no se detuvo: recuperó en 2000 a su nieto, que había nacido en la ESMA, gracias a una denuncia anónima.

Se confesó sorprendida por la distintición del gobierno tucumano: "seguiré porque faltan identificar unos 400 nietos y sus abuelas los esperan", afirmó. Tras confesar que sigue el juicio por la causa denominada "Ex Jefatura", advirtió: "la Justicia demora pero llega".