El 30 de mayo se conmemora en la Argentina el "Día Nacional de la Donación de Órganos". La fecha ha sido instituida en conmemoración del nacimiento de Dante, acaecido el 30 de mayo de 1997, cuya mamá había recibido en 1995 el primer trasplante de hígado en centro asistencial hospital público de la República Argentina: el Hospital Argerich. El hecho fue tomado para simbolizar la posibilidad de dar vida tras haber recibido un trasplante.
La donación de órganos permite no sólo salvar y mejorar la vida de seres humanos sino también dar continuidad al ciclo vital. Con este fin, los pacientes trasplantados y en lista de espera organizan cada año en distintos puntos del país actividades para trasmitir el mensaje solidario, en pos de una comunidad donante.
Un informe del Incucai (Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación e Implante) consigna que a la fecha hay 6.080 pacientes en lista de espera para trasplante y que en lo que va de 2010 se realizaron en el país más de 700 trasplantes de órganos y de tejidos con 321 donantes: 449 fueron de órganos y 330 de tejidos, detalla la página web del organismo.
En Tucumán
Actualmente hay en la provincia 1.400 pacientes con insuficiencia renal crónica que reciben diálisis y 240 están en lista de espera para trasplante de riñón, según los últimos datos difundidos por el Cucai-Tuc cuando se anunció que el Hospital Padilla será preparado para que funcione como un centro de trasplante público. En aquella oportunidad, el presidente del Incucai, Carlos Soratti, dijo: "Tucumán es la provincia del país con mayor prevalencia de enfermedad renal crónica termina. Sin embargo tuvo un desarrollo lento en la generación de donantes y en la oportunidad de trasplantes"
Testimonio
"Lo peor que me pasó en la vida es estar en la lista de emergencia nacional del Incucai, y lo mejor fue haber recibido el trasplante hepático para sobrevivir y ver crecer a mis hijos..." El taficeño Héctor Rolando Manca, de 47 años, repite su confesión en todas las escuelas, colegios y clubes donde se ofrece a dar su testimonio de vida. "Cuando me desperté después de la cirugía, me dije: ?¡estoy vivo! y pensé: ?ahora debo hacer algo para devolverle a la comunidad el bien que me regaló?", contó a LA GACETA.
"Estar en emergencia nacional es una pesadilla, una tortura. Uno llega a esta situación con el organismo totalmente descompensado. Tenemos días de gran lucidez y otros con pérdida temporoespacial, no sabemos quiénes somos ni dónde estamos. Tuve la suerte de recibir el hígado que necesitaba. Sé que no voy a tener otra vida. La valoro y la cuido por respeto a la memoria del donante fallecido que me permitió sobrevivir", enfatizó.