No sería exagerado decir que la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas en el ámbito rural y urbano de nuestra provincia expresa meridianamente el deterioro de la calidad de vida de nuestra comunidad. Los factores causales son desde el vuelco de los derrames cloacales urbanos, industriales, mineros y de basurales hasta los agroquímicos, frente a la indiferencia de instituciones como las universidades.
El incremento productivo de la última década incuba el lento (pero seguro) proceso de degradación química, física y biológica de los suelos, enmascarado por el uso intensivo de agroquímicos y potenciado por el monocultivo. Si se pretende una producción sostenible es necesario el uso generalizado de sistemas sustentables basados en las rotaciones y en las prácticas de manejo conservacionista.