La presión sobre el ambiente y los recursos naturales hizo que los bosques nativos, que cubrían casi el 90% de la superficie de Tucumán, se vieran reducidos a un 30% en 1995, y luego siguieron mermando. Así llegamos a la actualidad con el este de la provincia que antaño estuvo cubierto por un bosque chaqueño biodiverso y que hoy prácticamente dejó de existir salvo pequeños reductos, a modo de manchones muy aislados. La selva basal, que ocupara la mayor parte de la llanura, dio lugar tanto a la agricultura (caña de azúcar) como al principal cordón de asentamiento humano (todas las ciudades y pueblos). El piedemonte tucumano fue cediendo en los últimos 30 años al avance de la frontera agropecuaria, con la caña y el citrus. Por ello, se producen aluviones e inundaciones en la estación húmeda y escasez de agua durante la seca. Diversas actividades han hecho de las áreas de altura una zona de alta vulnerabilidad ambiental debido a la fuerte erosión y a la pérdida del suelo. La Capital sufre el problema del smog.
Avance de los cultivos sobre el piedemonte
Punto de vista. Norberto Primo - Pro Eco grupo ecologista.