La capital ha llegado casi al límite de su crecimiento horizontal con 260 barrios. Ya no quedan lugares para construir nuevas barriadas. En los últimos años se crearon cientos de grupos de viviendas, pero son pocos las que atesoran el sentido social del barrio. Así, en la ciudad, conviven las viejas comunidades, donde se comparte todo, y las nuevas, que prefieren vivir puertas adentro.