En las últimas dos décadas, en la Argentina se ha investigado "bastante" sobre los nazis que se radicaron en el país en la primera mitad del siglo XX, pero aún quedan algunas historias por develar, afirma Jorge Camarasa.
El escritor, que mañana a las 19.30, en el 67 aniversario del levantamiento del Ghetto de Varsovia, presentará en la Kehilá el documental "El oro nazi en la Argentina", basado en su libro "Odessa al sur", es uno de los periodistas que más han investigado sobre la huella nazi en Argentina. "El país fue desde el fin de la Segunda Guerra un refugio para criminales de guerra y para otros que no lo eran, pero que encontraban que la Argentina los recibía muy amablemente, con una actitud permisiva del Estado, durante el primer peronismo. Se les conseguía trabajo rápidamente. Tenían documentación argentina y se iban rechazando los pedidos de extradición a medida que iban llegando. La Argentina era un lugar absolutamente apto para los nazis", dijo Camarasa a LA GACETA.
-¿Por qué Perón permitió la estadía de los nazis en la Argentina?
- Fue una conjunción de ideología y utilitarismo; una línea de empatía entre el viejo peronismo y el nazismo; no es que Perón fuera nazi, sino que encontraba fascinación por cierta militarización de la sociedad; en estado puro, tenía más afinidades con el fascismo de Musssolini que con el nacionalsocialismo; sin embargo, encontraba solidaridad con esos solados derrotados.
- ¿Se sabe cuántos nazis hubo en la Argentina?
- Hay una base de datos, pero incompleta; hay que diferenciar aquellos con responsabilidad como criminales de guerra. Creo que fueron entre 120 y 150. Una vez derrocado el peronismo hubo una especie de pánico colectivo; hubo fugas a Paraguay, a Brasil; cuando vieron que no iban a ser perseguidos, empezaron a regresar.
- ¿Cuánto falta investigar?
- Se ha investigado bastante en los últimos 20 años. Desde principios de los 90 se encontró mucha documentación en archivos públicos, de Cancillería, de algunas policías provinciales; está el decreto de 1992 que obliga a las reparticiones públicas a abrir los archivos que tengan vinculación con el nazismo; pero pasa siempre, la ley viene con la trampa; cómo se comprueba que una persona es nazi si no se accede primero a los archivos. En Córdoba hablé con el jefe de Policía, le dije: quiero ver los archivos; y me respondió que como no se registraban "de profesión nazi", "no podían saber".
Dice Camarasa que la presencia nazi en el país es "un capítulo de la historia argentina que estuvo guardado debajo de la alfombra durante medio siglo". "Todos sabían algo; que un vecino tenía un uniforme en un maniquí en la casa... había un montón de anécdotas dando vueltas; pero el tema no sólo involucraba al peronismo sino a todos los que lo siguieron. A la extradición de Mengele- señala- se la rechaza en 1961 alegando que Alemania no podía adjuntar documentación que probara que lo que se le imputaba eran delitos. Por investigar quedan pocas cosas muy puntuales, como, por ejemplo, en qué lugar de la costa patagónica hay submarinos hundidos, y qué pasó con algunas obras de arte robadas, saqueadas en Europa, y que hayan pasado por acá".
Sobre el secuestro de Adolf Eichmann en Argentina por el Mosad, Camarasa opinó que "no quedaba ningún otro camino". "Israel no podía pedir la extradición de Eichmann, porque al momento de la comisión de los delitos, todavía no era Estado. Luego, tenía que pedir la extradición de un ciudadano alemán, con documentación argentina, como responsable del asesinato de judíos húngaros en Polonia. Creo que, realmente, no tenían otra posibilidad", afirmó.
- Para la sociedad argentina, el nazismo parece un problema ajeno...
- Para el concepto general, es un problema ajeno; además, nuestra sociedad ha tenido en algunos momentos de la historia algunos rasgos antisemitas bastante marcados; en el fondo subyace el mismo argumento que se usó durante la dictadura.
- ¿Qué opina del concepto de Hanna Arendt de "banalidad del mal", durante el juicio a Eichmann en Jerusalén?
- Me parece una síntesis perfecta: para esta gente no había ningún cuestionamiento ni ético ni moral sobre lo que hacían.
El escritor, que mañana a las 19.30, en el 67 aniversario del levantamiento del Ghetto de Varsovia, presentará en la Kehilá el documental "El oro nazi en la Argentina", basado en su libro "Odessa al sur", es uno de los periodistas que más han investigado sobre la huella nazi en Argentina. "El país fue desde el fin de la Segunda Guerra un refugio para criminales de guerra y para otros que no lo eran, pero que encontraban que la Argentina los recibía muy amablemente, con una actitud permisiva del Estado, durante el primer peronismo. Se les conseguía trabajo rápidamente. Tenían documentación argentina y se iban rechazando los pedidos de extradición a medida que iban llegando. La Argentina era un lugar absolutamente apto para los nazis", dijo Camarasa a LA GACETA.
-¿Por qué Perón permitió la estadía de los nazis en la Argentina?
- Fue una conjunción de ideología y utilitarismo; una línea de empatía entre el viejo peronismo y el nazismo; no es que Perón fuera nazi, sino que encontraba fascinación por cierta militarización de la sociedad; en estado puro, tenía más afinidades con el fascismo de Musssolini que con el nacionalsocialismo; sin embargo, encontraba solidaridad con esos solados derrotados.
- ¿Se sabe cuántos nazis hubo en la Argentina?
- Hay una base de datos, pero incompleta; hay que diferenciar aquellos con responsabilidad como criminales de guerra. Creo que fueron entre 120 y 150. Una vez derrocado el peronismo hubo una especie de pánico colectivo; hubo fugas a Paraguay, a Brasil; cuando vieron que no iban a ser perseguidos, empezaron a regresar.
- ¿Cuánto falta investigar?
- Se ha investigado bastante en los últimos 20 años. Desde principios de los 90 se encontró mucha documentación en archivos públicos, de Cancillería, de algunas policías provinciales; está el decreto de 1992 que obliga a las reparticiones públicas a abrir los archivos que tengan vinculación con el nazismo; pero pasa siempre, la ley viene con la trampa; cómo se comprueba que una persona es nazi si no se accede primero a los archivos. En Córdoba hablé con el jefe de Policía, le dije: quiero ver los archivos; y me respondió que como no se registraban "de profesión nazi", "no podían saber".
Dice Camarasa que la presencia nazi en el país es "un capítulo de la historia argentina que estuvo guardado debajo de la alfombra durante medio siglo". "Todos sabían algo; que un vecino tenía un uniforme en un maniquí en la casa... había un montón de anécdotas dando vueltas; pero el tema no sólo involucraba al peronismo sino a todos los que lo siguieron. A la extradición de Mengele- señala- se la rechaza en 1961 alegando que Alemania no podía adjuntar documentación que probara que lo que se le imputaba eran delitos. Por investigar quedan pocas cosas muy puntuales, como, por ejemplo, en qué lugar de la costa patagónica hay submarinos hundidos, y qué pasó con algunas obras de arte robadas, saqueadas en Europa, y que hayan pasado por acá".
Sobre el secuestro de Adolf Eichmann en Argentina por el Mosad, Camarasa opinó que "no quedaba ningún otro camino". "Israel no podía pedir la extradición de Eichmann, porque al momento de la comisión de los delitos, todavía no era Estado. Luego, tenía que pedir la extradición de un ciudadano alemán, con documentación argentina, como responsable del asesinato de judíos húngaros en Polonia. Creo que, realmente, no tenían otra posibilidad", afirmó.
- Para la sociedad argentina, el nazismo parece un problema ajeno...
- Para el concepto general, es un problema ajeno; además, nuestra sociedad ha tenido en algunos momentos de la historia algunos rasgos antisemitas bastante marcados; en el fondo subyace el mismo argumento que se usó durante la dictadura.
- ¿Qué opina del concepto de Hanna Arendt de "banalidad del mal", durante el juicio a Eichmann en Jerusalén?
- Me parece una síntesis perfecta: para esta gente no había ningún cuestionamiento ni ético ni moral sobre lo que hacían.