En un futuro no muy lejano, unos 30 años después de la guerra que exterminó a casi toda la humanidad, un hombre solitario camina sobre la desolada tierra que una vez fue los Estados Unidos. Ciudades vacías, autopistas destrozadas, la tierra yerma. Todo a su alrededor denota la catástrofe de la destrucción total. No existe civilización ni ley. Las carreteras están en manos de pandillas que matarían por un par de zapatos o una pizca de agua. Pero ninguno de ellos está a la altura de este viajero. Un guerrero por necesidad, no por elección, Eli (Denzel Washington) sólo busca la paz, pero si se lo desafía, antes de que sus oponentes tengan tiempo de darse cuenta de su fatal error, terminará con ellos. Lo que defiende con tanto empeño no es su vida, sino la esperanza de un futuro; una esperanza que ha cargado y protegido durante 30 años: una antigua Biblia. Llevado por su compromiso y guiado por la fe en algo superior a sí mismo, Eli hace lo que sea por sobrevivir y continuar su camino. Sólo otro hombre en este mundo en ruinas entiende el poder que Eli tiene en sus manos y está dispuesto a arrebatárselo.