En su carta “La culpa no es del chancho…” del lector Rodolfo E. Soria (31/03), en respuesta a otra de mi autoría y con igual título del 30/03, la esperanza y credibilidad que expresa para con el Gobierno del Presidente Javier Milei es proporcional a su poco entendimiento sobre lo que significa ejercer ciudadanía, reduciéndolo todo al acto electoral del que periódicamente disponemos para expresarnos cívicamente. La democracia se nutre del pensamiento crítico; de la libre expresión y del debate constante en cualquier ámbito, por lo que puedo asegurarle que mis opiniones no surgen del rencor o resentimiento (como él lo interpreta), sino de una lectura objetiva de la historia nacional y de fuertes convicciones. En ese marco, no puedo dejar de mencionar que presidentes nacionales y populares como Yrigoyen, Perón y Cristina Fernández de Kirchner fueron vilmente acusados de robar -por ejemplo- importantes cantidades de reservas en oro de la Nación, aunque la historia nos demuestra que fueron los gobiernos de Macri y de Milei, los que regalaron cientos de lingotes de nuestro oro en oscuras operaciones con Inglaterra. Cristina no necesitó de un Estado que estatice sus deudas privadas, como sí sucedió con grandes empresas nacionales en reiteradas ocasiones (la de la Familia Macri, entre ellas); tampoco necesitó de leyes de blanqueo (como sí lo hicieron Macri y Milei), ya que su fortuna estuvo siempre declarada. Ni qué decir de cuentas en paraísos fiscales, otro ítem en el que Macri, Caputo y compañía tienen mucho por ocultar. Por cierto: el nivel de vida del pueblo argentino, al igual que la fortaleza de su producción y dinamismo del consumo interno, no tienen parangón en los últimos 80 años.
Javier Ernesto Guardia Bosñak
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