“Red flags” por todos lados. El presente deportivo de Atlético está sembrado de banderas rojas, de señales de que algo no está bien y hay que prestarle atención. Sobre ello seguramente hay unanimidad en el “mundo decano”. La cuestión pasa ahora por realizar el diagnóstico correcto y enderezar el camino con urgencia.

Lucas Pusineri es un entrenador que tiene por norma dar la cara, tanto en las buenas como en las malas. En el estadio “Ciudad de Vicente López” su comparecencia ante la prensa se demoró algo más de lo habitual, pero una vez sentado en la pequeña sala de conferencias se entregó a las requisitorias de los periodistas sin escaparle al bulto y por espacio de unos diez minutos.

“Soy el responsable”, fue el reconocimiento que cabía de arranque. Y de inmediato dejó en claro que se siente fuerte y voluntarioso para continuar al mando de un barco que parece encallado y a punto de naufragar, tras caer 2-1 contra Platense el viernes sumando su quinta derrota consecutiva en el Torneo Apertura.

A partir de entonces, y como también es moneda corriente, “Pusi” evitó “ponerse el casete” y brindó algunas definiciones fuertes, que seguramente preocuparon aún más a los hinchas del “Decano”, que perciben lo evidente: su equipo está cada vez un poco más lejos de la zona de playoffs y más grave todavía, coquetea con el fondo de la tabla anual, que castigará al último de la temporada con el descenso de categoría.

“Al equipo le quema este momento, la verdad es que le está quemando este momento”, remarcó el entrenador, como para que quede claro que, desde su mirada, no solo hay razones futbolísticas que expliquen este momento aciago e inimaginado apenas un mes y medio atrás, cuando inició su segundo ciclo en el banquillo de Atlético Tucumán con una goleada por 5-0 sobre Sarmiento en el José Fierro.

Ante la pregunta concreta de LA GACETA sobre si a él también “le quema” el momento del equipo y cómo se siente anímicamente, Pusineri mostró su experiencia y el mismo talento desplegado en su época de jugador para gambetear una respuesta directa. “El equipo viene compitiendo un poco mejor, pero no le alcanza evidentemente (…) Sigo probando jugadores hasta encontrar un resultado, que es lo que todos queremos”.

“No es problema de sistema, porque cualquier sistema se cae cuando a los cuatro o cinco minutos de cada tiempo te hacen un gol… entonces pasa por otra agresividad que tenemos que mostrar y buscaremos soluciones”, agregó al tiempo que sus jugadores comenzaban a enfilar hacia el micro, sin realizar declaración alguna.

La “pregunta del millón” es: ¿cuáles son las soluciones? Porque Pusineri parece no encontrarlas ni en las formaciones titulares que dispone con algunas modificaciones entre partido y partido ni en el banco durante el transcurso de estos (en Vicente López demoró hasta estar 2-1 abajo la utilización de la última ventana de cambios, si bien es cierto que las lesiones de Juan Infante y Damián Martínez condicionaron su decisión).

Ante la consulta de una periodista sobre si en el futuro inmediato Ezequiel Godoy podría tener oportunidades en primera, el técnico prácticamente lo descartó: “Lo veo difícil, no hemos cambiado mucho, vamos repitiendo rendimientos que a mi entender van creciendo”.

“Lo que vemos de la reserva estará más ligado a después del corte en el semestre, con un nuevo plantel, luego del mercado de pases y futbolistas de la reserva que vengan a entrenar con nosotros”, argumentó, optimista.

Para llegar hasta ese punto el equipo deberá mejorar y cortar la sequía de triunfos (ya van seis partidos sin ganar) con premura. Ante el “Calamar”, se vio un Atlético que desaprovechó la oportunidad que le había dado el golazo de Franco Nicola para “saltarle a la yugular” a un rival que había quedado golpeado, sobre todo en el inicio del complemento.

¿Por qué su equipo se paró claramente para jugar de contra, casi como única alternativa de ataque? Pusineri señaló: “Es un fiel reflejo de lo que hoy nos toca pasar, una etapa sin confianza, con futbolistas que se sienten mejor jugando en propio campo para poder tener esas transiciones y poder herir al rival”.

“De hecho, la verdad que nos vamos con las manos vacías en estos últimos cinco partidos porque el equipo tiene situaciones que no puede concretar y luego termina sufriendo…”, insistió.

Eso mismo, después del feliz “re-debut” contra Sarmiento de Junín llegó el valioso empate con Talleres en el Kempes y posteriormente la debacle. El rendimiento se fue derrumbando como un castillo de naipes y la calculadora “decana” dejó de sumar.

“Todavía quedan cinco partidos y el de la Copa Argentina; hay que recuperar a los futbolistas que no están bien anímicamente para poder afrontar lo que viene. El profesionalismo que nosotros tratamos de inculcar hará que estemos mejor”.  

Contra All Boys, el miércoles en Rafaela, en un partido "mata mata” se verá si solo se trata de una expresión de deseos de Pusineri o su equipo finalmente evoluciona y plasma mejores rendimientos y otras intensidades, con más solidez defensiva y mayor volumen de juego y efectividad en la red rival. Mientras tanto, las manecillas del reloj avanzan.