César Martínez Lanio, aquel fotógrafo de LA GACETA que tantas imágenes nos dejó de mediados del siglo pasado se dedicó durante una larga temporada a dejar registro de diferentes actividades deportivas. Una de ellas es la que por los años 30 se denominaba palitroque, denominación que después fue adoptada para otros juegos.

En aquella época atrapaba muchísimos jugadores, pero también era un atractivo ineludible para pasar tardes viendo desplegar la destreza de lanzar los bolos para terminar volteando los palos al final del callejón. El divertimento, con el tiempo, se fue convirtiendo en el bowling que conocemos ahora.

Recuerdos fotográficos: listos para el encuentro

Esta foto tomada en 1936 tiene en primer plano al jugador haciendo su lanzamiento, pero como siempre en las fotos de antaño el segundo plano es el que despierta curiosidades. Está el joven competidor con sus alpargatas observando con atención el recorrido del bolo. Atrás están los anotadores o árbitros en una mesa que ocupa un lugar privilegiado. Y también el espectador con el infaltable sombrero que se cargaba en los años 30. Es imposible no detenerse en uno de los que mira con especial atención el tiro vestido con camiseta maña y sacando la panza

Recuerdos fotográficos: alcen las barreras