Lewis Hamilton no tuvo un gran debut con Ferrari. El heptacampeón debió conformarse con un décimo puesto en el GP de Australia de la Fórmula 1. El británico, sin embargo, se mostró fastidioso por el rendimiento y se enojó con su ingeniero de pista, Ricardo Adami, con el que tuvo más de un roce.
La comunicación entre el ingeniero y el piloto es clave para hacerle saber qué pasa en la carrera, la diferencia con otros competidores y cuál es el desgaste de los neumáticos. La causa del enojo de Lewis fue que Adami quiso sobrecargarlo de información y el británico no fue receptivo.
“Sí, ningún problema… Sólo no repitas todo, por favor. Déjamelo a mí, por favor. Sí, lo sé, déjamelo a mí, por favor”, dijo. La gota que rebalsó el vaso fue cuando Adami le sugirió que subiese una marcha y apretara el DRS. “Por favor, basta”, fue la respuesta del piloto.
Después de la carrera, Hamilton habló sobre el cruce que mantuvo con el ingeniero. “Sí, no fue genial, pero al menos no volvimos a casa con las manos vacías. Sigamos empujando"