Los vecinos de República del Líbano al 1.700 estamos agobiados. En cada tormenta nos inundamos a pesar de que ponemos defensas de un metro de altura y de que hemos levantado paredes de ladrillos en las entradas. Nada frena el ingreso del agua. Y una vez terminada la lluvia, el agua que baja por pasaje Comandante Rosales arrasa con nuestras viviendas. Todo se destruye: se rompen las cañerías, se hincha la madera de los muebles, se destruyen aberturas. Es muy triste. Más de 60 años de vivir esta tragedia, tormenta tras tormenta. Hace tres años la Municipalidad hizo reparaciones en las bocatormentas, pero las dejaron llenas de material y de basura, y nunca más volvieron. Y esto no termina aquí: toda la furia del agua avanza por las calles adyacentes, al punto de haber dado vuelta un auto en Marco Avellaneda y Ecuador. Las autoridades no pueden seguir ignorando esta situación.

Marta Susana Villafañe

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