Los años pasan, pero hay tradiciones que permanecen inquebrantables. Para los tradicionales veraneantes, la vida gira en torno a las Olimpiadas Intervillas, ese torneo que va más allá del deporte y que se convierte en un reencuentro anual.

Este año el torneo tuvo un significado especial: llevó el nombre de Otto Paz, el hombre que dejó (y sigue haciendo) su huella en los valles. Por eso recibió un homenaje de su gente.

El club Veraneantes de Tafí del Valle estaba colmado. Abuelos, hijos, nietos, grupos de amigos y familias enteras esperaban el momento en que el fuego olímpico iluminara una vez más el valle. En el bar del club, entre brindis y bromas, se escuchaba un comentario que se repetía en distintas mesas: “Es el mejor evento para hacer sociales del planeta”. Y cómo no, si cada verano las Intervillas son el punto de encuentro de generaciones enteras.

De repente, los murmullos se acallaron y el sonido de los cascos de los caballos marcó el inicio del acto. Un grupo de gauchos irrumpió en el club. Llevaban una bandera que decía “Gracias, Otto”. Al unísono, el grito se hizo eco en el valle: “Otto, Otto, Otto”.

La antorcha la recibió María Mayoral, su compañera de vida. Con el fuego en sus manos y los ojos brillosos, avanzó hacia el escenario en donde Otto la esperaba. Detrás de ella, los delegados de cada equipo se sumaron al momento.

Juntos, Otto y María encendieron la llama olímpica y, con un abrazo que lo dijo todo, dieron inicio de manera oficial a las Intervillas 2025.

El presidente del Club, Miguel Terán, tomó la palabra para recordar lo que realmente significan estos juegos. “Esto es mucho más que deporte. Es amistad, camaradería y la posibilidad de hacer amigos para toda la vida”, afirmó. Y a su alrededor, cada mirada, cada risa y cada gesto de complicidad entre los presentes confirmaban sus palabras.

Pero no sólo hubo espacio para la celebración. Como cada año, la comunidad recordó a quienes fallecieron en 2024: Jorge Padilla, Andrés Terán Bustillo, María Chenaut, Celia Terán y Cecilia Chenaut. Sus familias subieron al escenario, compartieron palabras, y recibieron el aplauso y el abrazo de un grupo que no olvida.

En los alrededores, se escuchaban comentarios sobre aquellos años ‘80, cuando Tafí del Valle era apenas un puñado de casas y todo parecía más simple. Otto, conmovido, tomó el micrófono y dijo: “Me emociona saber que la semilla que sembré en estos valles sigue creciendo y floreciendo”. 

De fondo comenzó a sonar “La Chacarera de Otto Paz”, esa canción que un puestero de Tafí compuso en su honor tras verlo pasar tantas veces a caballo. “Es amigo de los vientos, de las heladas y el sol”, dice uno de sus versos. Y ahí estaba Otto, de pie frente a su gente, rodeado de afecto y reconocimiento.

Las Intervillas ya habían comenzado el viernes con algunas actividades, pero el punto máximo de la competencia llegó ayer.

Y aunque el homenaje seguía en el aire, también se respiraba ese cosquilleo previo a la acción. Porque el domingo será el día decisivo: las finales de fútbol, tenis, vóley y pádel definirán a los nuevos campeones. Tafí “A” parece el gran favorito, pero nada está dicho. (Producción periodística: Sofía Lucena).