La tensión en la Corte Suprema de Justicia está en su punto más alto y sus integrantes parecen haber declarado una guerra a cielo abierto. Ante la posibilidad de funcionar con tres miembros si no avanzan los pliegos que propuso el Gobierno, el máximo órgano de Justicia de la Nación se adentró a una fuerte interna entre Ricardo Lorenzetti, por un lado, y Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda (pronto a jubilarse, el 29 de diciembre), quienes salieron a responder con dureza.

El escándalo de las últimas horas arrancó cuando Lorenzetti entendió que unas determinaciones de Rosenkrantz, Rosatti y Maqueda habían sido adrede para obstaculizar el desembarco de Ariel Lijo y de Manuel García-Mansilla, los dos jueces que el gobierno de Javier Milei quiere introducir en el máximo tribunal y que no consiguieron todavía el aval del Senado.

Con amenazas de presentar denuncias, Lorenzetti acusó a los demás magistrados de actuar de forma “ilegal” cuando firmaron una serie de acordadas, entre ellas, para darle mayor poder al secretario general de Administración de la Corte.

A través de esta decisión, sus colegas en mayoría delegaron en Gerardo Gabriel Prataviera la gestión de las licencias, las prórrogas de contratos, la afectación de vehículos y las autorizaciones para ejercer la docencia, entre otras acciones que antes desempeñaban los jueces. Esto es importante porque -en caso de ser designado por decreto- Lijo debería pedirse una licencia en el juzgado federal que comanda para después asumir en la Corte y Prataviera podría no concedérsela.

Ante esto, Lorenzetti vio estalló contra Rosatti, Rosenkrantz y Maqueda. En su disidencia escribió que la decisión es “ilegal” porque desde ahora “no son los jueces los que deciden, sino un funcionario”, y aseguró que la intención de sus colegas con esto es que los nuevos integrantes del tribunal “no tengan ninguna participación en los temas que les interesan a los integrantes del Poder Judicial”. Fue una alusión a la posible llegada de Lijo o García-Mansilla, que quedarán “condicionados”, según Lorenzetti.

En otra acordada, sus tres compañeros decidieron crear un nuevo cargo de secretario para que el actual funcionario del tribunal Silenio Cárdenas se desempeñe hasta su retiro. Ante esto, Lorenzetti cuestionó la cantidad “increíble” de oficinas sin sentido que se constituyeron, lo que tildó como algo “nunca visto” en la historia del Tribunal. Además, y en tándem con los dichos del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien le endilgó una supuesta lentitud para resolver sentencias a la Corte, Lorenzetti aprovechó para criticar la presidencia de Rosatti y habló de una “función mínima” del máximo tribunal.

En este contexto, el Foro de Estudios sobre la Administración de la Justicia (Fores) alertó sobre la “disputa” en el interior de la Corte Suprema y, específicamente, sobre “uno de sus ministros” que “realiza sistemáticamente calificaciones al resto de sus colegas”, en referencia al juez Ricardo Lorenzetti.

“Desde hace un tiempo la ciudadanía está presenciando una disputa en la Corte Suprema de Justicia de la Nación por la cual uno de sus ministros realiza sistemáticamente calificaciones al resto de sus colegas acusándolos de actuaciones inapropiadas”, alertó Fores, en un comunicado.

La entidad recordó que “la controversia más reciente que se hizo pública tuvo lugar cuando el tribunal reglamentó la forma de integración”. Aludió así a la acordada de Rosatti, Maqueda y Rosenkrantz, que buscó ratificar que la Corte Suprema puede funcionar con tres miembros y conjueces, en caso de que Lijo y García-Mansilla no logren el aval del Senado.

“Si bien un ministro de la Corte puede disentir con esa decisión, lo que no puede hacer, por la investidura de sus miembros, es elevar el tono de la disidencia al nivel de hacer acusaciones plenas de adjetivaciones sobre supuestas conductas sistemáticamente inapropiadas”, sostuvo Fores.