Buscando una nota en mi archivo de colaboraciones, descubrí mi primera publicación en el Suplemento Literario de LA GACETA.

Se trata de un cuento, titulado “Helada”, ilustrado por Gladys Montaldo, aparecido en Julio de 1984. Me percaté así, de que, por casualidad o causalidad, hace muy poco, cumplí 40 años de presencia literaria en la sección cultural de ese diario.

Dicho cuento integraría 10 años más tarde una selección de relatos, bajo el título ¿Qué nos pasa Nicolás? (Editorial Atlántida, 1995).

En aquellos tiempos - la década de los ’80- el director del Suplemento era Daniel Alberto Dessein, de quien Alberto Girri me había hablado maravillas (como periodista y hombre de una vasta cultura) y con quien el poeta me sugirió tomar contacto de su parte. Dessein era el fundador del Suplemento y Director del mismo (lo fue durante más de 60 años); era, además, nieto del fundador del diario tucumano, Alberto García Hamilton. Recuerdo que Girri me comentó en aquel entonces que LA GACETA de Tucumán tenía uno de los más prestigiosos suplementos literarios que había en el país y que podían hallarse en el habla castellana.

Yo ya había publicado por ese entonces algunos textos en el Suplemento de La Nación, conducido en aquellos tiempos por Jorge Emilio Gallardo, poeta y hermano de la escritora Sara Gallardo. Era un “señor” y me abrió las puertas de su publicación, con una inmensa generosidad.

Daniel A. Dessein hizo lo propio. Me demostró una dadivosidad enorme, un respeto y una consideración poco comunes, tratándose de una escritora joven como yo. Me publicó varios cuentos (en aquellos años no era como ahora: cuentos y poemas eran requeridos por los periódicos en su sección literaria). Y más tarde, me convocó para otro tipo de colaboraciones, notas más ensayísticas, reportajes o reflexiones acerca del mundo de las Letras.

Cuando en el año 2010, fallece Dessein padre, su hijo Daniel toma las riendas de la conducción y, con mucha idoneidad, pasa a ser Editor de LA GACETA Literaria. Me adoptó con la misma generosidad que su padre, publicando mis más diversas colaboraciones.

Es así que mi presencia en la sección literaria de LA GACETA no se cortó en estos 40 años, como sí sucedió con otros medios, donde hubo idas y vueltas.

De LA GACETA me sentí parte, me unía a ella y a sus hacedores una especie de familiaridad, de confianza. De ese modo, tuve el honor de publicar más de 90 notas sobre escritores y artistas como Victoria Ocampo, Cioran, Ionesco, Girri, María Kodama, Borges y Cortázar, Bioy Casares, Koestler, Krishnamurti, Heberto Padilla, Mircea Eliade, Victor Brauner, Georgia O’Keeffe -para nombrar algunos- y también reseñas de libros, artículos con mis lucubraciones acerca de los nuevos desafíos de la Tecnología. Por eso estos 40 años son entrañables, como una verdadera boda de rubí.

Implican gran parte de mi vida y de la vida del país. Claro, se cumplieron justamente, nuestros inolvidables 40 años de democracia.

En este lapso se desarrollé prácticamente toda de mi trayectoria: publiqué casi todos mis 24 libros, editados en la Argentina. Y otros, en el exterior.

Muchas cosas nos pasaron, ya se sabe: desfilaron ochos presidentes, nos marcaron avatares de todo tipo (desde el Juicio a la Junta Militar, los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, el corralito, la Muerte de Nisman, el Covid.). Una democracia muy turbulenta, pero que debería consolidarse seriamente.

El número 40 es una cifra significativa: marcan la democracia argentina y también muchos cambios en la Historia del Mundo.

40 fueron, asimismo, los días que duró el Diluvio, según el Génesis. 40 días fue el tiempo que Moisés permaneció en el Monte Sinaí, donde recibió los 10 Mandamientos. Y 40 días con sus noches fue el período que Cristo, después de su bautismo, pasó en el desierto, antes del inicio de su vida pública.

En la Cábala, el número 40, correspondiente a la 3º letra hebrea, simboliza el agua, el discernimiento, la revelación. Sería, por lo tanto, una cifra muy sagrada.

Por todos estos datos me enorgullece aportar mi granito de arena, desde hace 40 años, en el magnífico suplemento de ese tradicional diario de la provincia de Tucumán, que se fue renovando, aggionarndo, adecuándose a las transformaciones de este siglo.

A lo largo de estas décadas, en el valioso material de cada domingo, tuve el honor de codearme con lo más granado de la Literatura Argentina y mundial. Colaboradores de excepción que mantuvieron el nivel de un medio que fue y es un ejemplo de libertad de expresión, de respeto y de ética. El Suplemento fue y es un receptáculo de todas las voces que los intelectuales y artistas de fuste sembraron en sus páginas.

Sólo me resta decir: GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS a los “alma mater”, a los “factótums” de LA GACETA Literaria. A Dessein padre, a Dessein hijo y a los lectores de LA GACETA que son nuestra razón de ser y de crear.

Con su permiso, hago mías las palabras de Marcel Proust: “Seamos agradecidos con las personas que nos hacen felices, ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestra alma”.

© LA GACETA

Alina Diaconú – Escritora. Sus últimos libros son Estrellas voladoras, Querido Cioran y Rosas del Desierto.

*Escritora y columnista argentina, nacida en Bucarest, Rumania. Autora d 24 libros.