Los acrocordones, frecuentemente confundidos con verrugas, son lesiones benignas que suelen localizarse en pliegues cutáneos como el cuello, las axilas o la ingle. Estas lesiones pueden generar molestias al rozar con la ropa o las joyas, y en ocasiones pueden sangrar.

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Las investigaciones sugieren que más de la mitad de los adultos desarrollarán al menos un acrocordón a lo largo de su vida. La buena noticia, según Angela Lamb, dermatóloga del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, es que son inofensivos, pero debemos entender cómo identificarlos y cuándo hablar con un profesional de la salud.

¿Qué son los acrocordones y por qué aparecen?

Los acrocordones son crecimientos blandos que sobresalen de la superficie de la piel. Su aspecto puede variar, pero suelen tener el tamaño de una piedrita o un grano de arroz y pueden ser de color carne o más oscuros.

Como a veces los acrocordones pueden parecerse a las lesiones asociadas a los cánceres de piel, suele ser aconsejable acudir al médico si no se está seguro de qué tipo de crecimiento se tiene. “Es bueno que te revisen cualquier cosa que te preocupe, cualquier nuevo crecimiento que sobresalga de la piel”, recomendó la dermatóloga Whitney Bowe en una entrevista con The New York Times.

En cuanto a la causa de los acrocordones, nadie lo sabe con certeza, dijo Lamb. Es más probable que aparezcan a medida que se envejece y tienden a aparecer en partes de la piel que se rozan entre sí.

Cómo deshacerse de los acrocordones

La dermatóloga Lamb afirma que no es necesario eliminar los acrocordones porque no son dañinos. Sin embargo, a algunas personas les gusta quitarlos porque les parecen poco atractivos o molestos.

La forma más segura de eliminar un acrocordón es con la ayuda de un dermatólogo, dijo Bowe,.

Uno de los métodos consiste en adormecer la zona circundante con una inyección de lidocaína y, a continuación, cortar el papiloma con unas tijeras curvas y afiladas. Después se trata la herida con una sustancia química que detiene la hemorragia y ayuda a prevenir la infección.

Otro método común de eliminación en consulta es la electrodesecación, explicó Bowe, que consiste en anestesiar la zona con lidocaína y luego utilizar un instrumento especial para dirigir una corriente eléctrica al acrocordón, con lo que se destruye el tejido.

En una tercera opción, conocida como crioterapia, un médico sumerge un instrumento similar a una pinza en nitrógeno líquido y pellizca la base del acrocordón, lo cual en esencia lo destruye y hace que se caiga en unos pocos días, explicó Bowe. La congelación en sí no duele, dijo, pero a veces se siente algo de dolor cuando el tejido se descongela después.

Tras la extirpación, lo mejor es cubrir la herida con una fina capa de vaselina y una tira adhesiva. La piel suele curarse en una semana, dice Lamb.