Todos los productores de granos del NOA conocen los pormenores y los inconvenientes que se dieron durante la campaña pasada con el achaparramiento del maíz, y las consecuencias que se esperan para esta campaña de granos ya iniciada: se estima una importante caída en la siembra de maíz y un aumento en la siembra de soja.

Ante la perspectiva de crecimiento del área sojera y de rotaciones con menos porcentaje de maíz, sería muy conveniente la inclusión de cultivos de servicio durante el invierno; sobre todo de gramíneas. Esto tiene numerosos beneficios a corto plazo, tanto sanitarios como en la eficiencia del uso del agua, ya que genera cobertura en los lotes y reduce la presencia de malezas. A mediano y a largo plazo, en tanto, favorece ciertas condiciones físico-químicas del suelo, promoviendo el aumento de materia orgánica y mejorando su estructura -en especial, en lotes deteriorados-.

Recordemos que el maíz es una pieza fundamental en el mantenimiento de la sostenibilidad del sistema productivo de la región.

La producción agrícola en el NOA requiere de una planificación integral, que combine estrategias de manejo sostenible con el uso de tecnologías adaptadas.

Esta campaña nos recuerda la importancia de cuidar los suelos, de ajustar las densidades de siembra, de monitorear plagas de manera preventiva y, sobre todo, de adaptar las prácticas agrícolas a las condiciones climáticas cambiantes.

Si los productores adoptan estas recomendaciones, podrán mejorar tanto la rentabilidad como la sostenibilidad de sus sistemas productivos.