Rebelión: ¿cómo empezó la guerra civil?

Después de que la población de Siria empezara a presionar por un cambio democrático en 2011, durante lo que se conoció como “Primavera Árabe” los grupos rebeldes tuvieron éxito inicialmente en su batalla contra las fuerzas gubernamentales. Sin embargo, en 2015, las fuerzas de Al Asad pudieron detener la ofensiva en Hama, después de que Rusia e Irán, aliados de Siria, intensificaran su apoyo militar. En los años siguientes, los innumerables ataques aéreos contra los opositores de Al Asad ayudaron a las tropas del régimen a reconquistar la mayor parte del territorio que había perdido en un principio. En el medio, tuvieron que emigrar del país o internamente más de 6 millones de sirios. El país que más refugiados recibió es Turquía y, en Europa, Alemania.

Reanudación: enfrentamiento aún en curso

La última ofensiva de las fuerzas opositoras sirias contra el Ejército del presidente Bashar Al Asad y la población kurda en el noreste de Siria ha puesto fin a cuatro años de conflicto relativamente estático. La reanudación del conflicto, que estalló hace 13 años,  ha causado más de 300.000 muertos y expulsado del país a 6 millones de personas, tiene ramificaciones en todo Medio Oriente, sumido en una guerra en varios frentes, con Israel atacando a Hamas en la Franja de Gaza -donde se lo acusa de perpetrar un genocidio- y a Hezbollah en el Líbano; y Turquía tratando de someter, con apoyo de Rusia a las milicias rebeldes kurdas, que a su vez se alían con los enemigos de Bashar al Asad en Siria. La región es un polvorín y cualquier chispa puede detonar una conflagración internacional.

Veloz avance: la ofensiva inesperada en el norte

Hayat Tahrir al Sham, o HTS, una milicia islamista (que tuvo vínculos con Al Qaeda, pero renegó de la “guerra santa” o yihad y ahora se presenta como alternativa política), lanzó una ofensiva sorpresa contra el ejército del presidente Bashar Al Asad. La ofensiva comenzó el miércoles, a caballo de una nueva coalición llamada “Mando de Operaciones Militares”. El viernes, los rebeldes proturcos liderados por HTS consiguieron apoderarse de Alepo, la segunda ciudad más grande de Siria, y de decenas de pueblos de los alrededores. Ayer avanzaban hacia la ciudad de Hama. Los combatientes afirman que buscan liberar un territorio ocupado y que responden a la intensificación de los ataques de las fuerzas gubernamentales y las milicias proiraníes. Aprovechan la debilidad del gobierno, cuyos aliados clave están ocupados por otros conflictos: Rusia en su invasión a Ucrania e Irán soportando los ataques de Israel, y el vacío dejado por Hezbollah.

Rompecabezas: las alianzas y los apoyos

En el apogeo de la Primavera Árabe de 2011, manifestantes prodemocráticos salieron a la calle en Siria pidiendo la destitución de Bashar al Asad y fueron reprimidos con fuerza letal. Mientras el ejército aplastaba el movimiento prodemocrático, comenzó a formarse una oposición armada compuesta por pequeñas milicias orgánicas y algunos desertores del ejército sirio. Las fuerzas de la oposición -que provienen de diferentes orígenes ideológicos, pero mantienen el objetivo común de derrocar a Al Asad- recibieron apoyo de potencias extranjeras, entre ellas la vecina Turquía, los gigantes Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, así como Estados Unidos. Del lado del gobierno sirio se alinearon Irán y Rusia. Sobre el terreno, la Guardia Revolucionaria iraní y su representante libanés Hezbollah ayudaron a combatir a los grupos rebeldes armados. Además, la Fuerza Aérea Siria recibió el refuerzo de los aviones de combate rusos.

Cambio de mano: el dominio de los yihadistas

Extrañamente para ojos occidentales, los islamistas extremistas, incluido Al Qaeda, hicieron causa común con la oposición siria moderada, que no veía con buenos ojos la implicación yihadista. Pero en 2014 los extremistas dominaron el grupo y Estado Islámico (ISIS) comenzó a arrasar el país. Ante el temor de que Siria se convirtiera en un foco permanente de terror, una coalición internacional liderada por Estados Unidos intervino para eliminar al grupo, sin alinearse al régimen sirio. Las Fuerzas Democráticas Sirias -un socio estadounidense formado por combatientes kurdos- derrotaron a ISIS en el territorio.

Rastión rebelde: Alepo, una llave geopolítica

La pérdida de Alepo supone un importante revés para las fuerzas de Al Asad. La que fuera la mayor ciudad de Siria por población y su capital económica, es una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo y tiene un algo valor simbólico, con lazos comerciales importantes con Turquía. La ciudad fue también el principal bastión rebelde hasta que Al Asad la tomó en 2016. Al recuperar su punto de apoyo allí, los rebeldes ya no están acorralados en Idlib, lo que podría desencadenar, como efecto dominó, que otras ciudades del país se sumen a la rebelión.

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En armas: ¿quién está luchando?

La fuerza motriz de la actual ofensiva es el HTS, que es proturco. El grupo fue etiquetado como organización terrorista extranjera por Estados Unidos en 2018 y estuvo afiliado a Al Qaeda, la red terrorista liderada por Osama Bin Laden, acusada de haber perpetrado los ataques de 2001 en territorio estadounidense. HTS controla la región nororiental siria de Idlib, último bastión opositor del país, con unos 4 millones de sirios desplazados internamente según Naciones Unidas. Al parecer, los grupos dirigidos por HTS no sólo intentan recuperar el control de las zonas en manos de las fuerzas del presidente Al Asad, sino que aspiran a más: las facciones del opositor Ejército Nacional Sirio, o SNA, respaldadas por Turquía, han lanzado una operación paralela, “Amanecer de la Libertad”, contra la mayoría kurda del noreste del país. Turquía, que limita con Siria por el norte y se mantiene en oposición al gobierno de Damasco, ataca cada tanto la región autónoma kurda, apuntando contra grupos que Ankara ha etiquetado de “terroristas”, como las Fuerzas Democráticas Sirias, o SDF.

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Intereses: por qué Irán y Rusia apoyan a Asad

Para Moscú, apoyar a Al Asad promete varias ventajas, sobre todo en su pelea con Ucrania. La alianza con Siria refuerza la influencia estratégica de Rusia en la región y proporciona oportunidades de entrenamiento para los militares y mercenarios rusos antes de su despliegue en Ucrania. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró en una reciente rueda de prensa que Rusia, “por supuesto, seguirá apoyando a Bashar al Asad”. Y añadió que Rusia elaboraría su “postura sobre lo que es necesario para estabilizar la situación.” Para Irán, el régimen de Al Asad es un socio importante en el llamado “Eje de la Resistencia” de países y milicias que ven a Estados Unidos e Israel como su principal enemigo. Otros socios del “eje” son Hezbollah en Líbano y los rebeldes hutíes de Yemen.