Un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación revela un panorama preocupante. La mayoría de los jóvenes expresa el deseo de continuar su formación académica tras la secundaria, sin embargo, la brecha entre expectativas y posibilidades reales se profundiza con las desigualdades socioeconómicas.

Según las pruebas Aprender 2022, el 85% de los estudiantes en su último año de secundaria tiene intención de estudiar después de graduarse y un 65% de ellos también desea ingresar al mundo laboral. Sin embargo, los datos muestran que pocos logran materializar esos planes en la transición a la adultez.  

Para los jóvenes de 19 a 25 años, sólo el 38% estudia en el nivel terciario o universitario, mientras que otro 38% trabaja. En tanto, el 26% no logró terminar la secundaria, y el 12% que sí obtuvo el título no estudia ni trabaja.

Los datos provienen del informe del Observatorio de Argentinos por la Educación titulado “Educación y trabajo: expectativa y realidad de jóvenes en Argentina”. A partir de cuestionarios del programa Aprender 2022 y datos de la Encuesta Permanente de Hogares de 2023, el informe analiza cómo las desigualdades socioeconómicas afectan las trayectorias educativas y laborales.  

GRÁFICOS. Expectativas de los estudiantes del último año de secundaria, por decil de ingresos (el decil 1 es el de menores ingresos, el decil 10 es el más alto). / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN.

La desigualdad como barrera

El nivel socioeconómico no solo influye en las aspiraciones de los jóvenes, sino también en su capacidad para concretarlas. En sectores vulnerables, el 72% aspira a estudiar y trabajar al terminar la secundaria. Sin embargo, solo el 21% de los jóvenes de entre 19 y 25 años logra continuar con estudios superiores, y apenas el 2% combina estudio y trabajo. Además, el 12% trabaja sin estudiar y otro 12% cae en la categoría de “ni ni”. En los sectores más privilegiados: el 95% de los estudiantes desea continuar estudiando y el 50% planea trabajar. En este grupo, el 51% de los jóvenes logra seguir estudiando (27% solo estudia y 24% combina con trabajo), y el 68% accede al mercado laboral, muchos en empleos de calidad.

MÁS DATOS. Distribución de la situación laboral y educativa de los jóvenes de entre 19 y 25 años, por deciles de ingreso per cápita familiar. / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN.

Entre los factores que explican el desfasaje entre las expectativas de los jóvenes, y sus posteriores trayectorias educativas y laborales, Flavia Ferrari Inchauspe, consultora de Argentinos por la Educación y coautora del informe, mencionó tres: la baja calidad de los aprendizajes incorporados en el secundario, las condiciones de estudio en el nivel superior y el contexto del mercado laboral en el que aspiran a insertarse (con cifras crecientes de desocupación, particularmente entre los menores de 29 años).

El empleo, un desafío desigual

El acceso a trabajos de calidad está profundamente influido por el nivel educativo y socioeconómico. Entre quienes completaron el secundario, sólo el 13% accede a empleos con estabilidad y beneficios, cifra que cae al 2% para quienes no terminaron este nivel. En el decil más alto, el 42% de los jóvenes tiene empleos de calidad, mientras que en el más bajo este porcentaje también es del 2%.  

MÁS DATOS. Distribución de la situación laboral y educativa de los jóvenes de entre 19 y 25 años, por deciles de ingreso per cápita familiar. / ARGENTINOS POR LA EDUCACIÓN.