Facundo Ale volvió a nacer el sábado por la noche. El hijo de Ángel “El Mono” Ale sobrevivió a un cruento ataque que sufrió en La Ciudadela: recibió tres disparos, pero fue dado de alta a las horas después de haber ingresado al hospital Padilla. Los pesquisas manejan dos teorías sobre el posible móvil de la emboscada: un nuevo capítulo de la disputa por el poder de la barra de San Martín o la venganza del clan de Los Gardelitos por un atentado registrado meses antes.

El sábado, pasadas las 20, “Facundito”, como es conocido el joven de 31 años, dejó estacionado su auto en General Paz y Amador Lucero y comenzó a caminar hacia el norte. A los segundos, uno de los tres ocupantes de una camioneta Renault Oroch descendió y efectuó varios disparos con una pistola nueve milímetros.

“Se sintieron muchos disparos y cuando salimos, vimos al chico tirado en la calle. Gritaba del dolor y pedí a gritos que llamaran a su padre. Finalmente vinieron unas personas y se lo llevaron en una camioneta”, relató María Victoria Rodríguez. “Esta es una zona como cualquiera de la Capital. Hay arrebatos y algún que otro adicto robándose lo que sea para comprar droga. Un ataque así no es común”, añadió la ama de casa.

Fernando Mendieta agregó: “Cuando nos enteramos de que había sido ‘Facundito’ nos asustamos más. Esos balazos no fueron gratis. Fueron por algo. No sé en qué andará ese chango, pero no a cualquiera le meten tantos ‘cohetazos’ de arriba”.

EN AUDIENCIA. Facundo Ales junto a su abogado Ricardo Fanlo.

Ale fue trasladado al hospital Padilla donde fue atendido de las lesiones que sufrió. Los médicos comunicaron que había recibido disparos en el glúteo y la pierna derecha y en su mano izquierda. El celular que tenía en uno de sus bolsillos evitó que otro proyectil lo hiriera. Según fuentes del centro asistencial, ninguna de las heridas puso en riesgo su vida, por lo que fue dado de alta después de haber recibido las curaciones.

Causa por amenazas: Facundo Ale seguirá detenido

“La zona se llenó de policías porque aparentemente su familia denunció el caso. Con los uniformados pensamos lo mismo. Esto es un mensaje mafioso para alguien. A nadie que quieren matar le meten cuatro tiros para dejarlo vivo”, razonó Juan Carlos Juárez.

Primera teoría

Una de las pistas que manejan los investigadores es que el ataque tiene que ver con la lucha por el poder de la barra brava de San Martín. “Facundito” habría desafiado con quedarse con el dominio de las tribunas de La Ciudadela a la facción del Barrio Oeste II, que actualmente ejerce el poder cuyos líderes estarían vinculado al narcotráfico y al narcomenudeo.

El domingo 24, la vivienda de la familia Ale fue allanada por una causa de robo. Los investigadores buscaban armas que podrían haber sido utilizadas en un robo agravado. Después, en los pasillos de tribunales circuló una versión que se trató de una falsa denuncia realizada por allegados a un tal “Petiso David” que pretendía disminuir un “supuesto” poder de fuego de sus rivales en la pelea desatada en las tribunas de La Ciudadela.

En el partido de ayer, la tribuna de la calle Rondeau tenía puesta una sola bandera: “Chuky Barrio Oeste II- Petiso David-La pareja transa narcotraficante”. Un claro mensaje delator que se colgó del alambrado sin que nadie se opusiera y dejando de lado los “trapos” de otras facciones.

¿Una venganza?

El ataque que sufrió Ale se registró horas antes de que comenzara a ser enjuiciado por amenazas en contra de una integrante del clan Los Gardelitos.

Había sido denunciado el 15 de abril por Mercedes “Blanca” Galván, integrante del clan “Los Gardelitos” por haber realizado disparos en contra de su casa. El origen del incidente nunca fue esclarecido, pero todo parecería indicar que estuvo relacionado con la lucha por el poder de la barra brava de San Martín.

Facundo Ale ya tiene dos pedidos de captura vigentes

Después de haber permanecido tres meses prófugo, “Facundito” se entregó a la Justicia que lo acusó de amenazas agravadas por el uso de arma de fuego y terminó dictándole la prisión preventiva por 45 días. Terminó recuperando la libertad la primera semana de septiembre.

Para hoy estaba previsto que se inicie el juicio en su contra por este caso. El debate ya había sido suspendido porque el testigo clave, el que presenció el supuesto ataque no puede ser ubicado para que se presente a brindar su testimonio. Los familiares aseguran que el joven vive en situación de calle por sus problemas de adicción. Si no aparece, podría debilitarse la teoría acusatoria que tiene el fiscal Mariano Fernández.

Los investigadores sospechan que este ataque podría haber sido cometido por los miembros del clan “Los Gardelitos” como venganza, ya que en la Justicia no encontraron la respuesta que pretendían.

Facundo Ale, enfrascado en una lucha por la barra de San Martín

Ricardo Fanlo y Agustín Monteros, defensores de Ale, en las audiencias previas al juicio habían denunciado que el joven había recibido amenazas por parte de “Los Gardelitos”. Incluso, en uno de los tantos debates, dijeron que varios miembros de esa familia le habían mandado mensajes que lo matarían en el lugar que lo encontraran si es que recibía una condena.

Una herida que no cerró: un doble crimen registrado hace más de 30 años vuelve al centro de la escena

El 31 de diciembre de 1986 se vivió uno de los hechos más importantes de la historia policial de nuestra provincia. Santos Pastor Aguirre y Enrique Soria, integrantes del clan “Los Gardelitos” fueron ultimados en avenida Roca al 200. Los acusados fueron los hermanos Rubén “La Chancha”, Ángel “El Mono” Ale y otros miembros de la banda. Los acusados estuvieron prófugos durante varios meses, tiempo en el que los dirigentes y la sociedad tucumana descubrían cómo operaban las organizaciones criminales en estas tierras.

El final del caso fue polémico. “La Chancha” fue absuelto y “El Mono” fue acusado  de haberse excedido en su legítima defensa, pero recuperó la libertad luego de un polémico fallo a los dos años después de haber sido detenido.
Mercedes “Blanca” Galván, que denunció a Facundo Ale por amenazas, durante las audiencias del caso declaró que ese hecho había quedado en el recuerdo, pese a que cuestionó a la Justicia. “Eso ya pasó, ellos siempre estuvieron con la Policía”, dijo.

La mujer negó enfáticamente que el ataque que sufrió estuviera vinculado a una interna por el poder de la barra brava de San Martín. “Todo el mundo sabe que nosotros somos de Atlético, hay algunos descarriados que se hicieron del ‘Santo’, pero la mayoría somos ‘decanos”, señaló.

El crimen de Salinas: el día que Angel Ale se salvó de ser acribillado por el Comando Atila

Ángel “El Mono” Ale, como su hijo Facundo, salió ileso de una emboscada. En su caso, el ataque habría sido perpetrado por efectivos policiales y el único fallecido fue un efectivo de la fuerza. El 30 de enero de 1992, el oficial Juan Andrés Salinas buscó a Ale en un bar. Según la investigación, su intención era advetirle que el grupo parapolicial habría planeado acabar con su vida. Mientras le contaba las novedades, desde un vehículo se bajaron varios hombres que dispararon. Salinas recibió varios disparos y además lo remataron de un tiro en la nuca. “El Mono” logró escaparse e internarse en un sanatorio privado. Sus familiares, entre los que se encontraba su hermano Rubén “La Chancha” Ale y su padre Said, fueron detenidos porque habían decidido armarse para evitar un nuevo ataque. Los ex fiscales Gustavo Estofán y Esteban Jerez descubrieron que en el hecho habrían participado varios efectivos que integraban el Comando Atila y que utilizaron armas de la fuerza para cometer el ataque en una zona que había sido liberada. El ex juez Jorge Lobo Aragón avaló esa teoría. La Justicia resolvió de manera polémica el caso. Los miembros del clan Ale fueron absueltos y solo fueron condenados por un delito menor dos de los 13 acusados. Después de una resolución, el caso pasó a manos del ex fiscal Carlos Albaca para que investigara a siete policías, pero no hizo nada y la causa prescribió.