Llegamos a casa, cansados de la rutina, y al cruzar por la puerta lo vemos: el sillón está ahí y es la parada ideal de descanso antes de llegar a nuestro cuarto. Sin embargo, las horas se extienden y lo convertimos en nuestra cama principal. Cuando nuestro descanso se traslada al sofá puede tratarse de un escenario que devele muchos aspectos de nuestra psicología.

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Para una película, una serie o unas páginas de un libro, descansar en el sillón es una estrategia bastante conveniente. Pero cuando las horas se vuelven más largas y terminamos por pasar nuestras noches en aquel sofá, la relajación ya no es la misma y las consecuencias pueden sentirse al otro día. El dolor de espalda agudo, la televisión a todo volumen y el cuello inmovilizado son signos de que el descanso no ha sido el mejor.

¿Qué tan saludable es cambiar nuestra cama por el sillón?

Un sillón puede no ser el lugar para reposar más cómodo o incluso saludable para nuestro descanso. Esto se debe a que se diferencia de la cama en tres aspectos principales: es menos ancho por lo que no podemos movernos con facilidad; es menos largo por lo que no podemos estirar las piernas libremente y su apoyabrazos poco confortable no puede reemplazar a la almohada.

A pesar de que el sillón no sea el lugar más recomendado por los especialistas del descanso, lo cierto es que muchas personas cumplen sus horas de sueño en este diván.Y aunque pareciera un acto accidental e inocente, quedarse dormido sistemáticamente en el sillón, convirtiéndose en un hábito, puede revelar aspectos profundos de nuestra personalidad y estilo de vida. Según el portal español La Razón, estas son las ocho características particulares de aquellas personas que duermen en el sillón.

Estos son los ragos que comparten quienes se quedan dormidos en el sillón.

Las características psicológicas que comparten las personas que duermen en el sillón

1. Son nocturnas

Las personas que duermen en el sofá suelen ser "búhos nocturnos", es decir, individuos que encuentran su mayor nivel de energía y creatividad durante las horas de la noche. Este patrón está vinculado al ritmo circadiano, nuestro reloj biológico interno. Las personas nocturnas tienden a alargar sus actividades hasta altas horas, lo que a menudo resulta en quedarse dormidos en el sofá mientras ven televisión o leen un libro. Aunque esta energía nocturna puede tener beneficios, como una mayor creatividad, también puede alterar los patrones de sueño naturales.

2. Tienden a procrastinar

Quienes tienen la costumbre de dormir en el sillón a menudo posponen ir a la cama. Esto puede ser un reflejo de la procrastinación, un hábito común entre quienes encuentran difícil "dar por terminado" el día. El sofá se convierte en un refugio temporal que permite evitar responsabilidades, como prepararse para el día siguiente. Si este es tu caso, observar cómo postergas otras actividades en tu vida podría darte pistas sobre cómo mejorar tus rutinas.

3. Disfrutan de la soledad

El sofá representa para muchos un espacio íntimo y personal. Los introvertidos, en particular, lo valoran como un lugar para desconectarse del mundo, relajarse y reflexionar. Este comportamiento no indica antisociabilidad, sino una necesidad de tiempo a solas para recargar energías. Si duermes frecuentemente en el sofá, esto podría revelar tu preferencia por momentos de introspección y paz.

4. Experimentan altos niveles de estrés

Dormir en el sillón puede ser un mecanismo para lidiar con el estrés. En lugar de enfrentarse a los pensamientos que a menudo surgen al acostarse, muchos optan por distraerse en el sofá con una película o un libro. Sin embargo, esta evasión puede convertirse en un círculo vicioso. Identificar las fuentes de estrés y desarrollar estrategias saludables para gestionarlas puede ayudarte a mejorar tanto tu sueño como tu bienestar general.

5. Buscan comodidad inmediata

A veces, el sofá simplemente ofrece unacomodidad más accesible. La familiaridad de este espacio, combinado con actividades relajantes como ver televisión, lo convierte en una opción tentadora. Dormir en el sofá no siempre indica un problema mayor; a menudo, es simplemente una elección práctica. Sin embargo, establecer una rutina que priorice la cama podría mejorar la calidad de tu descanso.

6. Siguen patrones de sueño poco convencionales

No todos se ajustan al modelo estándar de dormir ocho horas seguidas en la cama. Muchas personas tienen ritmos de sueño menos tradicionales, como dormir en fragmentos o en momentos aleatorios del día. El sillón, con su accesibilidad, se adapta perfectamente a este estilo de vida. Aunque no es necesariamente dañino, escuchar a tu cuerpo y ajustar tu entorno puede ayudarte a dormir mejor.

7. Suelen hacer multitarea

La multitarea es un hábito común en quienes duermen en el sofá. Estas personas tienden a combinar actividades, como ver una serie mientras revisan correos electrónicos o realizan tareas pendientes. Esta sobrecarga de estímulos puede resultar en quedarse dormido en medio de la actividad. Reducir las distracciones antes de dormir puede ayudarte a relajarte y preparar tu cuerpo para un descanso adecuado.

8. Dificultad para gestionar los límites

Dormir en el sillón a menudo refleja una falta de límites claros entre las áreas de descanso y las de entretenimiento. Esto puede dificultar que el cerebro asocie el dormitorio con el sueño, afectando la calidad del descanso. Dormir en el sofá no es necesariamente malo, pero puede ser una oportunidad para evaluar tus hábitos de sueño y tu bienestar emocional. Comprender por qué prefieres este espacio puede ayudarte a tomar medidas para mejorar tu descanso y gestionar mejor el estrés o la sobrecarga diaria.