María Josefa Bonazza, la única sobreviviente del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik en Villa Gesell, falleció durante la madrugada. La mujer de 79 años había sido internada en terapia intensiva hace dos semanas tras sufrir una descompensación.

María fue la única persona en ser rescatada con vida tras el trágico derrumbe ocurrido el 29 de octubre en la localidad balnearia. En la tragedia murió su marido, Federico Ciocchini, y otras siete personas más.

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Fue rescatada de entre los escombros diez horas después de que la estructura de diez pisos se derrumbara e impactara contra el edificio lindero, el Alfio I, donde Bonazza y su marido, Federico, se encontraban descansando en un departamento. El matrimonio había llegado a Villa Gesell un día antes del colapso del Dubrovnik con la idea de acondicionar su departamento con vistas a la temporada de verano.

“Es una lástima lo que ocurrió, una lástima que perdí el amor de mi vida. Y bueno, pero me quedó el consuelo de pensar que lo de él fue instantáneo, no sufrió y me dio una buena vida, dominé todo lo que pude. Fueron 48 años de amor”, había relatado semanas atrás sobre la pérdida de su compañero de vida. 

María Josefa no tenía lesiones de gravedad: días atrás su salud empeoró

En aquel momento, fue atendida en el Hospital Municipal de Villa Gesell y horas después trasladada en helicóptero sanitario al Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata, especializado en cuadros de alta complejidad.

Su cuadro no era grave y presentaba lesiones óseas en ambas extremidades superiores; también politraumatismos provocados por la caída de parte de la estructura de su propia vivienda y piezas de hormigón y mampostería del apart hotel lindero.

Días después, ya recuperada y fuera de peligro, se dispuso su traslado al Hospital Municipal de Balcarce, donde completó una primera etapa de recuperación e incluso brindó varias notas periodísticas. Allí dio detalles de cómo vivió esas horas entre escombros y a pocos metros de su marido, ya fallecido.

“Trataba de tranquilizarme, pero notaba que mi marido no me respondía”, recordó en diálogo con FM Sudestada de Balarce. “En los primeros minutos le pedí que no se moviera, que ya nos iban a rescatar”, sumó. Comentó también que siempre estuvo lúcida, “aunque atrapada y sin poder moverme”.

Apeló –reveló– a la experiencia que tenía en yoga, por un lado, para mantener la calma y respirar. Por otro lado, intentó dar señales de vida. “Empecé a hacer sonidos en código Morse, pidiendo auxilio. Marcaba la palabra S.O.S.”, afirmó la tensa y larga espera hasta que vio ingresar a los rescatistas y la camilla.

Pudo regresar a su casa, con el alta médica, pero hace dos semanas volvió a ser internada, de nuevo en el Hospital Municipal de Balcarce, aunque en este caso en área de terapia intensiva por una descompensación que preocupó a los médicos. Falleció hoy mientras permanecía alojada en el centro de salud, ya fuera de terapia intensiva.