BAKÚ, Azerbaiyán.- Más de un día después de la fecha prevista para la clausura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), los negociadores de casi 200 países llegaron a un acuerdo para abordar las necesidades financieras de las naciones pobres al calentamiento global, aunque los países menos desarrollados dijeron que “no es suficiente”, según la cadena alemana Deutsche Welle.

El acuerdo establece un compromiso para aumentar el financiamiento a naciones en desarrollo, hasta llegar a 300.000 millones de dólares anuales en la próxima década. Este fondo busca facilitar la adaptación a los efectos del calentamiento global.

La presidencia de la COP29 publicó el acuerdo en un sitio web de la ONU, tras haberlo distribuido entre los negociadores.

El titular de la ONU, Antonio Guterres, instó a los países a considerar el acuerdo una “base” sobre la cual construir. La Unión Europea celebró el acuerdo como “el inicio de una nueva era” para las finanzas climáticas.

El compromiso responde a las demandas de los países en desarrollo, que insisten en la necesidad de recursos para enfrentar los desafíos climáticos.

La cifra acordada es inferior a los 500.000 millones de dólares anuales requeridos, pero es un avance en las negociaciones internacionales sobre el clima.

Países vulnerables

Las tensiones estallaron alrededor de cuestiones como quién debe proporcionar el dinero y a qué escala. El sábado, cuando los delegados esperaban ultimar un acuerdo, los delegados de los países vulnerables abandonaron la sala de negociaciones en señal de protesta, y calificaron de inaceptable la oferta presentada. Chandni Raina, ministra de Finanzas india, expresó, indignada, que el acuerdo se aprobó “a la fuerza”. Denunció que la presidencia de la COP29 escenificó la adopción del pacto. “Estamos decepcionados y nos oponemos a la adopción de esta agenda”, dijo.

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La delegación argentina, por orden de Javier Milei, ya se había retirado de las negociaciones la semana pasada con críticas a las políticas climáticas globales, a las que calificó como parte de una agenda “socializante” impulsada por la ONU.