Enrique Szewach hace un repaso de lo que sucedió con la economía en este traumático 2024. Por un lado, considera que el ajuste fiscal ha sido un ancla del programa que le ha permitido al presidente Javier Milei corregir parte del rumbo macroeconómico del país, pero también avanzar con otras correcciones. Sin embargo, el economista advierte que lo que se viene será más complejo en la medida que el Gobierno no muestre una política monetaria y cambiaria creíble y sustentable. En una entrevista concedida a LA GACETA, el ex director del Banco Central sugirió a la Casa Rosada avanzar con las reformas estructurales y también con un cambio en el sistema impositivo en todas sus facetas.
-¿Cómo ha observado la economía de este vertiginoso 2024?
-Lo que hay que rescatar como gran diferencial es el ajuste fiscal. El Gobierno logró un ancla fiscal real muy fuerte a lo largo del año y ese es el sustento básico del programa. Tuvo que ajustar el tipo de cambio, sincerando el dólar que la gestión de Sergio Massa había atrasado y eso significó un shock inflacionario fuerte. Ahora se está viviendo la convergencia, una vez que pasaste el shock devaluatorio, usando el tipo de cambio como ancla nominal con el crawling peg al 2% mensual. Eso bajó la tasa de inflación. Ahora viene la etapa más complicada porque, por un lado, te está generando un problema de tipo de cambio real, no solamente por Argentina, sino porque Brasil devaluó el Real y también porque ahora viene Donald Trump, con lo que hay mucha incertidumbre global. Y tenes, además, una suerte de shock externo que no podes controlar. La economía argentina ahora está rebotando, no a la velocidad deseada, y en esta situación hay que mantener el ajuste fiscal y dirigirse hacia una política cambiaria y monetaria más clara. No puede ser que todas las mañanas estemos discutiendo si se levanta el cepo o si no se lo hace, si se saca. Eso hay que superarlo de alguna forma, porque eso le pone un ruido innecesario a la economía.
VIDEO. Eduardo Menem: “Más allá de sus modos y de sus modales, creo que Milei está siguiendo el camino correcto”-¿Qué puede aparejar un acuerdo entre el país y el FMI?
-Un eventual acuerdo con el Fondo debería clarificar todas estas cuestiones que venimos enumerando. El organismo internacional ya lo escribió en la segunda revisión del programa que no le gusta esta política cambiaria. Supongo que en un eventual acuerdo nuevo estas cosas se irán clarificando. Insisto que ahora vienen las cuestiones más complicadas porque estamos frente a una carrera contra el tiempo. Entre el tipo de cambio real, que se atrasa normalmente cuando te va bien, y todo lo que tenes que hacer desde el punto de vista de la macro con la desregulación y de la micro para convivir con este tipo de cambio más bajo es lo que plantea el desafío.
-En el Gobierno hay optimismo respecto de que cerrarán este año con las metas cumplidas. ¿Esto tiene sustento?
-La única meta que no se cumplió fue la de la acumulación de reservas en el Banco Central, pero hay que reconocer que el blanqueo de capitales ha sido un éxito y que ha permitido que las reservas hayan sido menos negativas que las que se hubiesen registrado sin ese régimen de regularización de activos. Se trata de un ingreso de capitales por una sola vez, que está permaneciendo establecer un puente de financiamiento hasta que se normalice las posibilidades de crédito para la Argentina. Me parece que el Gobierno tiene para festejar que logró imponer el equilibrio fiscal, en una discusión que estaba claramente en dudas. También se observó que la economía llegó a un piso y ahora está rebotando y que, con el blanqueo, consiguió un ingreso superior al esperado. La inflación bajó, aunque no lo hace de manera lineal, y no necesariamente vamos a tener tasas más bajas en los próximos meses. La inflación se normalizó en medio de una actualización de precios relativos y, así, el año termina en ese contexto. Otra vez, el desafío para adelante es armar una política cambiaria y monetaria sustentable y creíble y convivir con un tipo de cambio real bajo, con las medidas necesarias para que eso no signifique un problema serio para los exportadores y para los que sustituyen importaciones.
-¿Es sustentable esta idea de ir eliminando paulatinamente restricciones para no ir hacia una salida abrupta del cepo?
-Estoy de acuerdo con la decisión adoptada por el Gobierno. De hecho, hace unos meses, junto con mi colega Rodolfo Santángelo, escribimos un artículo en el que planteábamos que la discusión no era cepo sí o cepo no, sino cómo hacías una transición para ir liberando esa cuestión empezando por el sector importador, cosa que se está haciendo, y luego ir viendo cómo ir terminando con estas restricciones cruzadas entre la Comisión Nacional de Valores y el Banco Central, los parking y toda historia engorrosa burocráticamente, y al final del camino verás cómo liberas la parte de atesoramiento. Pero eso falta porque no hay que olvidarse que el cepo no solamente es algo para controlar el tipo de cambio o la demanda de dólares, sino un mecanismo para tener viva la demanda interna de pesos, porque este gobierno necesita renovar la deuda. Una cosa es hacerlo con cepo y otra es sin restricciones. Hay que ir gradualmente hacia la eliminación, pero siempre mostrando un camino.
-El mercado está pendiente también del Riesgo País…
-El indicador está bajando y debería seguir haciéndolo y debería abrirse en algún momento del año que viene la oportunidad de hacer un manejo de deuda mejor. La ventaja es que Martín Guzmán, cuando fue ministro de Economía del presidente Alberto Fernández, hizo una oferta de instrumentos tan mala que ahora se podría ir a un canje voluntario para colocar nuevos bonos, que sean más rentables para el inversor sin mucho esfuerzo. Ahora el problema más serio es el escenario internacional, porque no sabemos si con Trump la tasa de interés sube o baja, si las restricciones al comercio serán muy potentes de entrada o no, si el problema es China y encima tenés la guerra. Además está la devaluación del Real está flotando y creo que se mantendrá en los próximos meses.
-Y estamos a las puertas de un año electoral, que también le pone otro ruido a la economía…
-No me quiero meter dentro del análisis político, pero me da la impresión que, con la atomización de la oposición, el oficialismo tiene más margen porque no hay enfrente una oposición poderosa, en un escenario en el que los aliados se diluyen porque el plan de Milei es lo suficientemente potente para que alguien que quiera votarlo lo elija y diga para qué va a comprar la copia.
-¿Las expectativas económicas incidirán en el año electoral?
-Creo que el punto central es la intensidad de la recuperación, es decir, cuánto le llega a la gente. Y también que las encuestas no nos generen algunas dudas respecto de la reversibilidad o no de las medidas que se adopten pensando en los próximos años. Que no le pase a Milei lo que le sucedió a Mauricio Macri en 2019. Hoy parece que ese escenario no es probable, pero veremos.
-¿Qué otras reformas deberían avanzar en el corto plazo para la consolidación del modelo económico?
-Tenemos equilibrio fiscal con un pésimo sistema impositivo. Es malo si lo vemos entre la Nación y las provincias, con el impuesto al Cheque, con las retenciones, con Ingresos Brutos, con impuestos disfrazados de tasas municipales. Pero no sólo es malo el sistema impositivo, sino también la agencia recaudadora. Eso hay que cambiar. Después el régimen laboral que, pese a que se bajaron algunos costos vinculados con los despidos o el cálculo de las indemnizaciones y hay flexibilidad en términos de blanqueo laboral, pero lo cierto es que todavía la negociación colectiva está centralizada, todavía no se puede cambiar unilateralmente. Por lo tanto, las empresas chicas y medianas y las regionales no pueden tener sus propios convenios; allí falta mucho.
-¿Cuáles podrían ser los puntos que deberían acordarse con el FMI para que eso sea razonablemente bueno para la Argentina?
-Es lo que dijo Luis Caputo: la discusión es si hay fondos frescos, si nos van a dar más créditos o simplemente nos renovarán lo que tenemos. Esa es la discusión y detrás de ella está la política cambiaria, con las metas de reservas que no se han cumplido y creo que tampoco se cumplirán del acuerdo actual. Y sospecho que el Fondo insistirá con ese camino.
Consultor
Licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Enrique Szewach se ha desempeñado como director del Banco Central y como vicepresidente del Banco Nación, entre otras funciones. También es escritor y periodista. Invitado por la Fundación del Tucumán disertó en esta ciudad sobre “El ajuste macroeconómico de 2024”.