A medida que mejoran las variables macroeconómicas, la sociedad también va modificando su humor respecto de la situación argentina. “Lo primero que se percibe cuando se cotejan los resultados es que la sociedad ha dejado de pensar que la Argentina no es un lugar para desarrollar un futuro. Lo segundo es que mejoran las expectativas de largo plazo, pese a lo duro que ha sido este 2024 en materia económica”, dice a LA GACETA Julio Burdman, doctor en Ciencia Política. El analista, junto con su colega Viviana Isasi, han realizado un sondeo que llegó a la conclusión de que mejoran las expectativas socieconómicas. ¿Cómo se demuestra? Una de las consultas que formó parte del trabajo se relaciona con la conducta de los jóvenes respecto de la situación del país y de la falta de oportunidades para desarrollarse personal y laboralmente. ¿Qué consejo le daría a un joven (sub35)?, fue una de las consignas. “El cambio de expectativas se evidenció en que la mayoría de las respuestas apuntó a que ese joven se quede en el país, porque se vislumbra un futuro. Y hay un notable cambio respecto de la percepción del primer semestre del año”, indica Burdman. El consultor dijo que no hay que perder de vista que el enojo de los habitantes con el país es de arrastre, de no menos de hace 20 años, cuando la Argentina atravesó una de las peores crisis de su historia. “Todo parece indicar que se fue el enojo hacia el país y que la insatisfacción no es tanta como en otros tiempos”, fundamenta.

Burdman, no obstante, advierte que la oleada migratoria argentina es particular si se toma en cuenta la conducta que se exhiben en otros países de la región. “Mientras en cualquier país latinoamericano, la mayoría de los jóvenes que abandonan su tierra para buscar oportunidades de crecimiento en otras latitudes son pobres, en el caso argentino hablamos de un estrato de clase media alta y alta”, puntualiza.

De hecho, explica el analista, “más del 40% de la colonia de migrantes argentinos de Madrid, Barcelona y Miami tiene estudios universitarios completos. Por lo tanto, estamos en presencia de un fenómeno sociocultural”.

Otra de las facetas que devela el diagnóstico de Isasi/Burdman está relacionada con la conducta de los argentinos frente a las vacaciones que se avecinan. En ese sentido, casi la mitad de los consultados ha contestado que piensa tomarse unos días de licencia para olvidarse, por esos instantes, de los problemas cotidianos. En este aspecto, hay demasiada especulación dentro de los potenciales veraneantes, respecto de la elección del destino. En esto pesa la devaluación del Real brasileño y la estabilidad cambiaria que torna competitiva a los argentinos elegir destinos en el exterior, al menos en el corto plazo. Un 35%, a su vez, sostiene que no se irá de vacaciones.

La inflación también es un fenómeno que condiciona la economía familiar. Ante la consulta acerca de cómo serán los precios en diciembre respecto de este mes, un 28% cree que estarán igual, mientras que otro 27% percibe que habrá aumentos. Esto está relacionado con una conducta cíclica: los principales productos de la mesa navideña y de la cena de Fin de Año suelen pegar un salto en el valor minorista.

El optimismo se percibe también en el sondeo cuando se consulta sobre las perspectivas de lo que será la economía de 2025 respecto de la actual. El informe de Isasi/Burdman indica que un 51% de los consultados cree que el rumbo económico mejorará contra un 28% que sostiene que será peor.

Respecto de los problemas que aquejan a los argentinos, la pobreza está en la cima de las preocupaciones (27%), seguido por la corrupción (19%) y por la inflación (16%).