El juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), Juan Carlos Maqueda, afirmó que el hecho de que la causa Vialidad sea contra la ex presidenta “no lo hace extraordinario en sí mismo” para ser tratado por el Máximo Tribunal del país. "Tiene que haber una causa federal o una grave arbitrariedad", expresó sobre el fallo que condenó a Cristina Fernández de Kirchner a seis años de prisión.

El vocal de la CSJN estuvo días atrás en Córdoba y fue entrevistado por los periodistas Florencia Ripoll y Federico Giammaría del diario "La Voz del Interior". En esa charla, el magistrado, quien está a punto de jubilarse, también hizo referencia, entre diferentes temas, al uso de los DNU (por el Decreto de Necesidad y Urgencia), utilizado de manera notoria ahora por el presidente Javier Milei.

Parte de la entrevista:

- Esta semana conoció el fallo de la Cámara de Casación sobre Cristina Kirchner, causa que podría llegar a la Corte ¿Es posible hacer un cálculo de cuánto tiempo para resolverse? ¿Ustedes tienen alguna prioridad a la hora de elegir causas, con temas sobre los la sociedad está expectante?

- La Corte no se fija prioridades de ese tipo privilegiando a una persona, o a la causa que tiene una persona; o de lo contrario, no tratándola por una persona y dejándola de lado. Generalmente tiene que ver con la complejidad de las causas el momento que se elige para que las causas puedan salir. Y además el trámite: si está trabado o no. Explicaba que, a pesar que los medios de comunicación transmiten que va a resolver la Corte, la realidad es que la que acaba de fallar es la Cámara de Casación Penal. Ahora los apoderados legales de Cristina Kirchner tendrán la oportunidad de presentarse ante la misma cámara con un recurso extraordinario. Y su mismo nombre lo dice: el recurso extraordinario no es un recurso simple, ni tampoco es parte del sistema recursivo normal. Un recurso extraordinario tiene que demostrar que hay causa federal que, en el lenguaje simple, sería donde hay un tema constitucional por el cual agraviarse, y sobre el cual la Corte se tiene que dedicar a ver ese tema. O tiene que haber una arbitrariedad muy grande. Si eso sucede, la Cámara que se expidió, que es la que tiene el expediente en este momento y que es la que acaba de pronunciarse, decidirá si abre el recurso extraordinario. Y si esto va a la Corte. Pero si decide que no se abre el recurso extraordinario, como es lo habitual...

- ¿Es lo habitual?

- Y sí, porque el recurso, su propio nombre lo dice, es extraordinario; o sea no es parte del sistema recurso común.

- Y que sea una ex presidenta, ¿no lo hace extraordinario?

- No, no. El que sea ex presidenta no lo hace extraordinario en sí mismo. Tiene que haber una causa federal o una grave arbitrariedad. Y la tienen que detectar los mismos jueces que han fallado ahora. Y si ellos llegan a decir: “No hemos encontrado ni causa federal ni arbitrariedad para conceder el recurso extraordinario”, y lo niegan, está la posibilidad de que se recurra a la Corte en forma directa, como se llama, a través de lo que se denomina un Recurso de Queja. Todo eso lleva mucho tiempo. Y si a esto le agregamos que la Corte lo recibe en la mesa de entrada, lo gira a una secretaría, en este caso la 3 que es la Penal, y que esa secretaría lo tiene que estudiar en el orden de las causas que tiene, y tiene que hacer un informe previo, y después empieza a girar por las vocalías de los cinco miembros, en este caso cuatro. Todo para que se estudie si es admisible o no.

- El tema es que durante todo ese tiempo la condena está en suspenso en la práctica...

- Claro. Ya se expidió el último tribunal penal de la Nación. Porque la Cámara de Casación es el último tribunal, vendría a ser la tercera instancia. La primera es el juez, la segunda es la cámara o el tribunal oral en este caso, y después ha venido la Cámara de Casación. Esta sentencia ya ha sido vista por tres jueces y dos tribunales como mínimo. No conozco la causa. Y si la conociera tampoco hablaría tampoco.

El uso de los DNU

- Los DNU vienen siendo utilizados por los presidentes. El Congreso quiso acotar esas posibilidades. ¿Está desvirtuado el uso de ese mecanismo?

- Tengo una mirada propia, como ex convencional constituyente, pero no se la puedo decir mientras esté en la Corte. Cuando no esté, vengo y se la digo. Pero mientras tanto me toca fallar por estos temas.

–La tónica hoy es la polarización de la política, lo que deriva, entre otras consecuencias, en una judicialización de muchos conflictos interestatales...

- Efectivamente. Uno de los fenómenos que hoy tenemos, en una sociedad conflictiva, es el alto nivel de judicialización de la política. Pareciera que aquellos métodos que se han ensayado, tendientes a acercar a las partes y a acordar, en llegar a un acuerdo intermedio, van fracasando... aunque no creo que hayan fracasado. Me parece que lo que hay hoy es una cultura de la conflictividad muy grande y eso es preocupante. Nosotros, en la Corte Suprema, recibimos entre 10.000 y 20.000 demandas al año; cuando debería ser excepcional llegar a la Corte. Hoy todo abogado que empieza una causa puede hablar con su cliente y decirle: “Esto lo llevamos hasta la Corte”. No es el caso típico en todas las cortes y de todos los tribunales. Por ejemplo, en el modelo norteamericano, que es el que tomamos nosotros, la Corte elige 80 casos al año sobre los cuales va a fallar. Puede hacer audiencias públicas, estudiarlos muy bien y fallarlos a fin de año. No es nuestra situación, con entre 10.000 y 20.000 causas según el año... No podemos fallarlas en un año. Es muy difícil.

- Usted estuvo 22 años sin ir a los medios de comunicación. ¿Qué lo llevó ahora a hablar?

–He venido a Córdoba por el homenaje a la reforma constitucional. Hacía 22 años que no hablaba en público, que no participaba de una mesa redonda, de una conferencia. Estaba exclusivamente dedicado a mi ámbito recoleto del despacho y de las sentencias, y como los jueces tradicionales, hablaba nada más que por mi sentencia. Porque a la Corte llegué con un alto perfil político, yo era presidente del Senado de la Nación. Por eso, creí que esa era la conducta. Ahora, he tenido que hablar en público y ahí estaban todos los colegas de ustedes, y eso se ha hecho público. La realidad es que voy a quedar libre de expresar mis opiniones el 29 de diciembre. Hasta acá han sido temas que no se pueden judicializar.

- ¿No le parece que, con prudencia y poniendo los límites para no adelantar opinión, es algo positivo que los integrantes de la Corte acerquen a la gente una institución tan importante?

- Es sano. A mis tres colegas de este momento, no permanentemente como alguien que está en la actividad política, pero los van a ver en los medios de difusión. Yo tomé la decisión porque me parecía la más sana. No me lo impuso nadie, la tomé yo mismo, consignó el diario "La Voz del Interior".