Corre el minuto 83 del duelo entre San Fernando y San Juan por la fecha 4 de la zona campeonato del Anual de la Liga Tucumana. El “Huracán” verde está a un paso de clasificar a los cuartos de final: gana 2-0 y se asegura el liderazgo del grupo “A”. Los lealeños se ilusionan con conquistar por segunda vez la corona provincial; la primera fue hace 19 años.
Walter Reston recupera la pelota en la mitad del campo y levanta la cabeza. Luis Parrado, su principal socio, conduce la jugada hasta el borde del área. Lanza un centro al medio y encuentra al mediapunta, quien define para sellar el 3-0 definitivo.
El joven, de 19 años, intenta correr hacia el córner, pero fracasa. Las piernas le fallan por la emoción, y los ojos se llenan de lágrimas. Arrodillado, levanta los dedos hacia el cielo para dedicar la conquista a su padre Walter y a su hermana María Agostina, fallecidos tres días atrás en un siniestro vial en la Ruta 9. Ambos viajaban hacia Leales después de una entrevista laboral, pero un pinchazo en una de las ruedas hizo que perdieran el control e impactaran contra otro vehículo. El accidente les costó la vida.
La situación estremece a los hinchas y a los jugadores de San Fernando. Los aplausos y los gritos de aliento llenan las tribunas; tampoco faltan los abrazos de sus compañeros. Todos están conmocionados por la pérdida de Reston y su familia. Antes del partido, los jugadores desplegaron una bandera en apoyo a su compañero. A pesar del profundo dolor, él decidió estar presente. El DT del "Huracán" verde, Rubén Ramos, aceptó su petición y lo incluyó en el banco de suplentes.
“Decidí jugar por mi papá. Él siempre me acompañó desde chiquito y siempre soñó con llegar lejos dentro de este deporte. Voy a hacer todo lo posible para cumplir su sueño”, confiesa el mediapunta.
Ese breve período tras la conversión fue suficiente para que miles de imágenes invadieran sus pensamientos. Fue inevitable recordar cuando su padre lo llevó a probarse en Atlético a los 10 años, o cuando le dio permiso para incorporarse al club Deportivo Atalaya de Córdoba y cumplir su sueño de dar ese salto de calidad.
“Mi papá siempre me llamaba para preguntarme cómo estaba o aconsejarme sobre cómo debía entrenarme. Cuando tenía un mal partido, él siempre encontraba la palabra justa y destacaba algún aspecto positivo. Me transmitía esa tranquilidad necesaria para jugar al fútbol. Siempre estuvo muy pendiente de lo que hacía”, dice.
El paso por el "Decano" fue más que especial para Reston. Sin embargo, admite que habría sido imposible asistir sin el apoyo de sus padres. En 25 de Mayo y Chile, el mediapunta estuvo seis años durante los cuales experimentó varias mutaciones en su posición. "Empecé como lateral derecho. Aunque siempre me gustó jugar arriba, en ese tipo de clubes te ponen en el puesto que necesitan, y uno no quiere perder este tipo de oportunidades. En 2020 decidí probar suerte en Córdoba. Sin embargo, a las dos semanas de estar allá, se anunció la pandemia, lo que me obligó a volver a Tucumán. Recién pude arrancar al año siguiente", explica.
“Atalaya es un club que juega la Liga Cordobesa y tiene como dirigente a Piero Foglia, quien descubrió a Julián Álvarez. El club se enfoca en potenciar a los jóvenes para que puedan jugar en el exterior. En 2022, realizamos una gira de dos meses en Marruecos, donde enfrentamos a equipos de Francia, Senegal y otros países. Gracias a esa experiencia, logré sumarme a Instituto", comenta.
La conquista cobra mayor importancia si se considera que fue la primera de Reston en San Fernando. El atacante llegó como refuerzo hace dos meses, después de que la “Gloria”, el club dueño de su pase, no pudiera inscribirlo en las categorías de AFA. Para estar cerca de su familia, el joven decidió ponerse la camiseta del club lealeño. Hasta ahora, lleva seis partidos jugados, tres como titular.
“Al principio, mi idea era mantenerme en forma y entrenar hasta que me tocara volver a Córdoba. Pero, tras algunas charlas, el club me cedió a préstamo y aproveché la oportunidad. Sobre todo, porque es muy lindo tener a tu familia cerca y poder verlos. Creo que esto último fue fundamental para regresar a Leales”, explica.
La pérdida de su padre le genera dudas sobre su futuro deportivo. Aunque tiene un compromiso con Instituto, el delantero confiesa que, antes de decidir, debe hablar con su madre para definir los pasos a seguir. “Ahora solo quedamos los dos. Tengo que charlar con ella para ver qué hago”, afirma.
La historia de Reston deja una lección: no todos los goles valen uno. En el marcador, sí; pero, detrás de cada conquista, hay una historia. No todos los festejos son casualidad. Para muchos, representan una vía para canalizar emociones que se liberan en un grito que dura solo unos segundos. Sin embargo, la pelota regresa al círculo central, y el partido de la vida continúa.