La brecha tecnológica de género sigue siendo un obstáculo importante en el desarrollo de oportunidades laborales para muchas mujeres, especialmente en regiones como Tucumán. Si bien el avance es notorio -1 de cada 3 pymes tucumanas es liderada por mujeres- la disparidad en el acceso a herramientas digitales y formación tecnológica limita el crecimiento de sus emprendimientos. La mayoría de estas mujeres emprenden con recursos limitados y en contextos caseros, tratando de colaborar en el hogar o de mantener a sus hijos.

Mirta y Agostina, dos tucumanas de generaciones diferentes, muestran las realidades que enfrentan muchas emprendedoras. Mirta comenzó a coser ropa en su casa porque su padre solo le permitía trabajar en el hogar. Sin acceso a maquinaria avanzada ni redes de contacto digital, su negocio ha crecido con lo que tiene a mano, pero su esfuerzo está limitado por la falta de herramientas que podrían darle mayor visibilidad y productividad.

Agostina, estudiante de kinesiología, pinta uñas a domicilio para cubrir sus gastos de estudio. Sin un espacio propio ni acceso a plataformas para promocionar su servicio, depende del boca en boca, un recurso que puede ser insuficiente. Para ella, el acceso a la tecnología también representa una barrera. Si pudiera contar con herramientas digitales, podría ampliar su clientela y mejorar su emprendimiento.

Para las mujeres, la brecha de género empieza en la casa y continúa en el trabajo

A esta lista de ejemplos se podría sumar la historia de Yolanda, una joven que trabaja como niñera y que enfrenta problemas al realizar trámites en línea, como intentar acceder a una obra social. La falta de conocimientos en herramientas digitales complica un proceso que, con una formación básica en tecnología, podría ser mucho más sencillo. Su situación refleja cómo las mujeres, al no haber tenido oportunidades de capacitación temprana en tecnología, se encuentran en desventaja frente a estos procesos.

Limitación

En muchos hogares, actividades como los videojuegos o el uso de computadoras están más asociadas a los hombres, y esta percepción aún limita la participación de las mujeres en el mundo digital desde edades tempranas. Si las niñas crecieran viendo la tecnología no solo como entretenimiento, sino como una herramienta poderosa, tendrían una base más sólida para enfrentar el mundo laboral.

El lento avance de las mujeres en los estadios de fútbol

Para reducir esta brecha, es necesario impulsar la educación tecnológica desde la niñez, enseñando a las mujeres que la tecnología puede ser una aliada clave en su desarrollo e independencia. En Tucumán, apoyar la capacitación y el acceso a recursos digitales no solo permitiría que emprendedoras con iniciativas caseras crezcan de manera sostenible, sino que también contribuiría al crecimiento equitativo y al fortalecimiento del ecosistema de pymes en la región.