La decepción por quedar, una vez más, en las puertas del quinto ascenso a la Liga Profesional, sin dudas dejará una huella dolorosísima entre los hinchas de San Martín. Pero también en un plantel que en Rosario, en el partido más importante del año, ni siquiera estuvo cerca de sus peores producciones a lo largo de la temporada.

Sin embargo, cuando el dolor por la derrota comenzó a menguar, en el “búnker” que armó la delegación en Rosario comenzaron a buscar soluciones de cara al futuro.

San Martín ya pasó por situaciones parecidas a lo largo de las últimas dos décadas y no es en vano que, entre los fanáticos, aparezcan algunos fantasmas y que, también, permanezca encendida la pisoteada llama de la esperanza luego de haber visto a su equipo ponerse de pie, después de trastabillar dentro de la cancha.

Aunque a veces se necesite tiempo para sanar, los jugadores de Diego Flores tienen apenas 180 minutos para demostrar que su capacidad de resiliencia los ayudara a sepultar lo sucedido contra Aldosivi, como ya lo hicieron antes otros planteles.

¿Cómo le fue a San Martín en otras definiciones similares?

Sin alejarnos demasiado en la línea de tiempo, hace 19 años, el equipo que por ese entonces conducía Carlos Roldán se consagró campeón del Clausura del Federal A y, envuelto en una avalancha de triunfalismo, de la mano de una dupla descollante compuesta por Gustavo Ibáñez y Juan José Morales, se trajo un empate desde Bahía Blanca en la primera final por el ascenso a la vieja B Nacional. El 2-2 en la ida contra Villa Mitre invitaba a ponerle el broche final a la temporada de local y ante un estadio que estaba preparado para la consagración.

Pero aquella vez el equipo piso en falso y en los penales los bahiense sacaron pecho y se llevaron el premio más deseado. Ese golpazo dejó groggy a San Martín, que tres días después debió recibir a San Martín de Mendoza, para definir en la Promoción para subir de categoría.

En ese momento repleto de zozobra, la redención fue casi inmediata. El “Santo” ganó 1-0 en La Ciudadela la ida, con gol de Juan Cortés, y en el partido revancha se aferró a un milagroso 0 a 0 en Mendoza, para así sellar el tan ansiado regreso a la principal categoría de ascenso de nuestro fútbol. Esa historia, que encontró espinas en el camino, terminó en el tercer ascenso a Primera; algo impensado 24 meses antes.

Un poco más cerca en el tiempo, en 2018, otro plantel “santo” había llegado a una instancia decisiva en la búsqueda (perpetua) de llegar a la máxima categoría. En Adrogué, frente a Brown, San Martín disputó la última fecha de la fase regular del campeonato, con la chance de subir de manera directa.

Necesitaba que Almagro no ganara en Puerto Madryn (algo que finalmente sucedió) y derrotar al equipo de Pablo Vicó. Pero San Martín no aprovechó el regalo externo: perdió 1 a 0 en Buenos Aires y dejó pasar esa posibilidad.

“Ahora tienen que levantarse. Este equipo sabe de eso y hay jugadores que ahora van a demostrar porque están acá”, había dicho Darío Forestello, entrenador de ese entonces, en una especie de discurso que tenía como fin levantar anímicamente al grupo.

El punto a favor fue que, después de ese mazazo, San Martín sacó de las vísceras un apoteótico 3-3 contra Villa Dálmine, con el inolvidable gol de Juan Galeano, a los 94 minutos y bajo la lluvia, tras ir perdiendo en dos oportunidades.

Ese fue el punto que le permitió a ese equipo renacer para poder ir por todo. El resto es historia conocida: en la final vapuleó a Sarmiento de Junín y subió a la Superliga.

En la desesperada búsqueda de su renacimiento, el plantel de San Martín que no pudo coronar una campaña histórica con el ascenso en el “Gigante de Arroyito”, y que pareció ser un holograma contra el “Tiburón”, se enfrentará a un panorama similar al que sortearon los equipos de Roldán y de Forestello.

Este tipo de caídas golpean, lastiman y sobre todo dejan la moral por el piso. Pero ya quedó demostrado que también se curan, además de regalar algunas enseñanzas.

“Hay jugadores con mucho huevos en este equipo. No tengo dudas de que los jugadores se van a predisponer nuevamente, que nos enfocaremos en quien nos toque y de que vamos a sacar adelante esta situación”, aseguró Flores, visiblemente golpeado por la derrota, antes de dejar el estadio “canalla”.

Esa será la premisa que tendrá el grupo por estas horas. El “Santo” está ante una de las semanas más difíciles de los últimos años; porque perder una final siempre deja secuelas. Pero ya quedó en claro que en Bolívar y Pellegrini tienen bien claro lo que es levantarse de entre las cenizas. Queda una chance más, la más complicada eso sí. Estará en el plantel y en el cuerpo técnico la responsabilidad acomodar los tantos, sacar fuerzas de esta caída para intentar volver a ponerse de pie. Lo más rápido posible. Sino, todo volverá, irremediablemente, a foja cero.