La reciente visita del Rey Felipe VI y la Reina Letizia a Paiporta,Valencia, una de las localidades más afectadas por la devastadora DANA, se vio marcada por el mal recibimiento de los vecinos damnificados. La comitiva real, junto con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y el presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, fue recibida con gritos de "fuera" y "asesinos", así como insultos y lanzamientos de barro. La presencia de los funcionarios generó gran descontento entre los residentes, quienes expresaron su enojo por la tardanza en recibir asistencia en un contexto en el que el número de fallecidos supera las 200 personas, y aún se buscan supervivientes.

La policía intervino para contener a la multitud, algunos de los cuales blandían palas y lanzaban objetos. Los guardaespaldas debieron utilizar paraguas para proteger a los monarcas del barro lanzado. A pesar de los incidentes, el rey intentó calmar a los presentes y tuvo conversaciones individuales con algunos afectados, quienes mostraban su angustia y desesperación. Uno de ellos, visiblemente emocionado, llegó a llorar sobre su hombro. La reina Letizia también habló con algunas mujeres y no dudó en interactuar con las personas a pesar de los insultos, incluso con barro en sus manos y brazos.

Valencia: ya son más de 200 los muertos por las inundaciones

La frustración de los residentes fue exacerbada por la falta de respuesta efectiva de las autoridades, quienes no lograron organizar una intervención rápida para mitigar el impacto del desastre. Muchos afectados debieron recurrir a la ayuda de voluntarios para limpiar el lodo y los escombros que invadieron sus hogares, en un ambiente en el que la indignación era palpable. "Hemos perdido todo", exclamó uno de los vecinos, mientras que otros cuestionaban la presencia de Pedro Sánchez y demandaban explicaciones a Mazón, encargado de la protección civil en la región.

Este evento sin precedentes para la monarquía española resalta el descontento social ante la gestión de la crisis, considerada por Sánchez como "el mayor desastre natural en la historia reciente de España". A medida que se reportan nuevos fallecidos, elevando la cifra a 217, la tragedia continúa extendiéndose, y el enojo hacia los líderes nacionales y locales parece ir en aumento.