19 horas, parque 9 de Julio. Amor, angustia, ilusión, nerviosismo... Qué difícil es ponerle un calificativo a este día atípico y repleto de hechos inusuales. La lluvia no sorprendió y fue recibida con los brazos abiertos. Fue finita por momentos, intensa en otros, pero sirvió para aminorar el calor intenso del que reniegan todos los tucumanos. Por eso, esas pequeñas gotas fueron calificadas como una "bendición" por muchos. Pero el factor temporal no fue el protagonista del día, sino la cantidad de colectivos que se ubicaron a lo largo de la ciudad. En La Ciudadela, en la Plaza San Martín, en el Parque 9 de Julio... Sitios que funcionaron como puertos en el que se afincaron los diferentes navíos que trasladarán la ilusión de los hinchas de San Martín hacia Rosario. ¿Por qué? A orillas del Paraná se encuentra el tesoro (y la obsesión) que el "Santo" persigue hace cinco años: el ascenso a la Liga Profesional. Esos condimentos erizan la piel de todos los marineros. No solo los 11 protagonistas o los 31 integrantes del barco principal. Sino que más de 19.000 personas harán su aporte para cazar al "Tiburón" en el "Gigante de Arroyito".
El mix de emociones provoca que cada colectivo se convierta en pequeñas ollas a presión. Es cierto, nadie duda en las capacidades del equipo principal. Pero las especulaciones no faltan. El posible resultado final, la cantidad de hinchas de Aldosivi y dónde estará la clave del duelo de 90 minutos son algunos de los temas de conversación. Aunque todo se dirimirá en el rectángulo verde... Todo eso hace que los hinchas tomen los recaudos necesarios para embarcarse a la fiesta principal. Y, si bien la puntualidad no es una cualidad de los marineros, en nuestro caso fue la excepción y muchos tomaron la precaución necesaria para no perderse el viaje.
La concentración de pasajeros de nuestro navío comenzó a las 19, una hora antes a la partida cerca a la rotonda ubicada entre la Avenida Soldati y la Avenida Benjamín Aráoz. Los primeros en llegar se ubicaron abajo de los árboles para no mojarse con las gotas, aunque el método no fue eficaz. Esta situación hizo que los capitanes (los choferes) abran las puertas con el fin de esperar la llegada del coordinador. ¿Qué función cumple esa investidura? Funciona como una especie de nexo entre los hinchas y los controles policiales.
El equipaje de los pasajeros está compuesto por dos elementos: las camisetas y las conservadoras. Las primeras sirven como un modo de identificación; mientras que los segundos llevan todos los insumos para el viaje. Y si bien por estás latitudes no hay ron, la bebida típica de los piratas, el elixir elegido es el fernet, aunque algunos optaron por las latas de cervezas.
"Apenas clasificamos a la final, dije que ibamos a hacer hasta lo imposible por viajar. Juntamos plata en efectivo, metimos las tarjetas e hicimos lo imposible para viajar... Lo único que traemos es una muda de ropa y algunas cosas para comer. Creo que va a ser un partido difícil, pero tengo fe de que todo saldrá bien", dijo Abel Impa, que se ubicó en los asientos de adelante junto a su pareja Mariana Nieva.
Tampoco faltaron la música y los cánticos. Pero la demora de la llegada del coordinador hizo que más de uno pidiese a viva voz (y con uno que otro insulto) la partida del colectivo. Finalmente, el encargado llegó a las 20.40 y empezó la toma de asistencia para verificar dos requisitos: el DNI y la entrada. Claro, la misión es no ser demorado por ningún control policial. Los problemas no acabaron allí. Más de un hincha se quejó del mal comportamiento de los fanáticos que se ubicaron en el fondo y hasta un fanático decidió bajarse del barco sin dar demasiadas explicaciones. Solamente levantó su bolso y desató un debate sobre las normas de convivencia dentro del colectivo. "Te tocan y te molestan. No entienden que todos queremos viajar en paz", se quejó un fanático a los gritos.
Finalmente, después de varias idas y venidas, el colectivo partió una hora después de lo previsto. Ahora a sortear los desafíos que presentará la ruta...