Sucedió lo que todo el peronismo sabía que pasaría. Apenas el nombre de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) comenzó a pronunciarse en la interna por la conducción del PJ, las posibilidades de Ricardo Quintela comenzaron a desdibujarse. Todos vieron venir el final de la novela que terminó con la vuelta de la ex presidenta al centro de la escena y con la intención de plantarse como la principal opositora de Javier Milei. Tras la mala experiencia de la gestión de Alberto Fernández y la derrota frente a La Libertad Avanza (LLA), el justicialismo del país transita por un proceso bamboleante de crisis, autocrítica y dispersión.

Los distintos sectores peronistas, desde los más conservadores hasta los más progresistas, coinciden en tres puntos: que era torpe llevar adelante una elección en este contexto, en que era necesario que emergiera un liderazgo ordenador y que, trascartón, unificar el peronismo será una quimera.

Las líneas que se habían entusiasmado con que el neo peronismo fuera el de Axel Kicillof tendrán que esperar. El bonaerense ya había avisado que no pretendía subirse a esta pelea porque le interesa más su proyecto presidencial y para ello es clave poner todas sus energías en las contiendas que vienen en su provincia. Si bien se mostró cerca de su par riojano, le retiró los embajadores cuando en el último tramo del calendario acordó con los gobernadores dialoguistas. Esta decisión de distancia se selló cuando se conoció la reunión entre Jorge Yoma y Guillermo Francos. “Una cosa es pelear entre peronistas y otra es que se meta LLA. Queda como que el Gobierno está detrás de Quintela”, renegó un kicillofista. Todo indica hasta aquí que CFK será consagrada el domingo 17 y que el intento de Quintela y de su heterogénea lista de participar quedará en el anecdotario peronista y en los despachos judiciales.

La estrategia de Jaldo

En Tucumán, a la hora de la definición, el gobernador brindó un apoyo a Quintela y fustigó al cristinismo. Lo había hecho tras confirmarse que en la vereda contraria estaban nada menos que su antecesor Juan Manzur y una de las principales voces en Tucumán contra el mileísmo, el diputado Pablo Yedlin. La estrategia de Jaldo tuvo que ver más con una búsqueda de aliados y el diferenciarse de Manzur que con un convencimiento en relación a Quintela.

El gobernador sabía que era altamente probable que ganara Cristina y que, participara o no, él quedaría indefectiblemente en otro bando por su cercanía con la Rosada. Y es mejor estar en esa vereda acompañado por otros. Jaldo ya estaba de todas maneras en una posición incómoda. En el entorno del mandatario analizaron que si fijaba una postura, al menos tendría aliados y podría, a la vez, mantenerse en buenos términos con LLA. Entienden que si CFK ataca a Jaldo, será en el contexto de una interna, aunque no se concrete en las urnas.

En el jaldismo saben que la irrupción de Kirchner puede traerles algunos disgustos en el 2025 electoral. Afirman que está tildado como “enemigo” y que ese concepto se reforzó después de que Jaldo cuestionara con dureza a la ex vicepresidenta. Están convencidos de que Manzur opera en su contra y que ella eligió al manzurismo como aliado. Ven como máximos exponentes visibles de esa vertiente a Yedlin, al legislador José Orellana y la senadora Sandra Mendoza.  

¿Jaldo tendrá que recalcular? No está en sus planes. Estaría consciente de situaciones que pueden darse: que le disputen el rol en el partido; que le pidan lugares en la nómina o que no le permitan conformar la lista oficial. El tranqueño tiene decidido que quiere elegir a todos los postulantes y que no se irá bajo ninguna circunstancia del PJ. Viene diciendo a la dirigencia que quiénes no están de acuerdo, pueden participar con armados propios y competir en las PASO. Además, Jaldo ratifica su postura de cercanía con la Casa Rosada y mantendrá ese rumbo.

En el peronismo no jaldista consideran que Jaldo quedó en “off side” al pronunciarse contra Fernández de Kirchner. Creen que no podrá “alambrar” el PJ local para provincializar la elección de medio término. La razón es una: CFK. En esta rama consideran que la próxima presidenta del PJ no dejará pasar a Jaldo su postura frente a la Nación, el quiebre del bloque en Diputados, los avales a las leyes de Milei ni las críticas en su contra. En las cercanías de Manzur afirman que el senador está intentando que Cristina sume Tucumán a su agenda de recorrida por el interior. Dan por sentado que ella querrá venir para “vengarse” de Jaldo y que será antes de mediados de diciembre ¿Iría Jaldo a un acto de Cristina en la provincia? Fuentes cercanas al mandatario dijeron que si lo invitan, irá.

Mientras, se está gestando una mesa de apoyo a Cristina en la provincia, conformada por distintas vertientes del no jaldismo y del kirchnerismo.  

¿Por qué Manzur ya no estará en una vicepresidencia?  El ex mandatario y presidente del PJ provincial ocupa el octavo lugar de la lista como consejero. En su entorno tucumano dicen que él eligió no estar por dos motivos: para que Cristina pueda elegir gente más cercana en esos lugares y porque no estaría de acuerdo con que haya una interna en este momento. Además, habría intentado sumar a Mendoza, pero la famaillense no es afiliada del PJ porque es presidenta del partido Parte.  

¿Qué opina Manzur de la postura de Jaldo? Aseguran que estaría sorprendido y que le desconcierta.También le haría ruido las críticas que Jaldo hizo a cómo él le entregó la provincia, porque era en ese momento vicegobernador.  

Vientos de cambio

El primer cumpleaños de la gestión llegó y, tras saldar algunas prioridades financieras y de obras, Jaldo mira nuevamente hacia adentro de su equipo.

El mandatario ya había hecho cambios resonantes en el Gabinete a fines de agosto cuando reemplazó a Santiago Yanotti por Marcelo Nazur en el ministerio de Obras Públicas; a Julio Saguir por Javier Morof en la secretaría de Planeamiento y a Fernando Solórzano por Adrián Dicker en la Secretaría de Hacienda.

Las modificaciones que tiene ahora en la cabeza y que define en soledad también estarían en el Gabinete y se darán este mes. No se trataría esta vez de algún ministro, sino de algunos secretarios y directores. Alcanzaría oficinas de Obras Públicas y algunas otras áreas del Gobierno. El motivo sería que el mandatario siente que son personas que no se están amoldando ni al ritmo de la gestión ni a lo que Jaldo pretende de sus funcionarios. Jaldo considera, además, que hay dirigentes que no han comprendido el mensaje de las urnas, de que hay algunas prácticas que ya no son aceptables.

La Cocha en el horizonte

Las elecciones municipales del 24 de noviembre en La Cocha serán las primeras de Jaldo como gobernador. Él está participando de la campaña y esta semana estuvo en esa ciudad para apoyar a su candidata Gabriela Rodríguez, hija del fallecido jefe municipal. La Junta Electoral oficializó a otros dos postulantes, que derivan de los fragmentos de Juntos por el Cambio. Por un lado, está Daniel Hoffman, que fue candidato el año pasado y que tiene el apoyo de las líneas radicales de Silvia Elías, Roberto Sánchez, Mariano Campero y Agustín Romano Norri. Por el otro. Carlos Barrionuevo, un ex concejal que se había presentado para jefe municipal en las elecciones del 2019. El dirigente del PRO fue impulsado por el legislador Alfredo Toscano y luego, acompañado por sus pares de bloque Rodolfo Ocaranza, Claudio Viña, Rolando Alfaro y Walter Berarducci. Cuenta con el aval también de la parte del radicalismo que encabeza José Cano y de un sector del PRO, que integran Ramiro Beti y Álvaro Apud. Los distintos actores de la oposición afirmaron que la falta de diálogo derivó en que terminen avalando a distintos aspirantes.  

Jaldo planta su plan frente al PJ nacional y afrontará, al tiempo, la elección de La Cocha. Será la primera elección como conductor del justicialismo local y es una primera prueba en medio de la ebullición peronista.