La transformación de San Miguel de Tucumán en una ciudad inteligente es una propuesta que promete traer beneficios tangibles a sus habitantes, desde una mayor agilidad en los trámites hasta mejoras en el transporte público y la seguridad.
Lucía Bellocchio, consultora en ciudades inteligentes, se encuentra en la provincia para compartir su experiencia con la intendenta capitalina, Rossana Chahla, y abordar las oportunidades de convertir a San Miguel de Tucumán en una “Smart City”.
“La noción de ciudad inteligente es algo que ya existe en nuestra vida cotidiana, aunque a veces pensamos que es algo futurista”, comentó Bellocchio a LA GACETA, en la cual señaló que las ciudades inteligentes aprovechan los datos y la tecnología que ya usamos para optimizar la gestión urbana.
“Cada vez que usamos una aplicación para saber el tráfico o recibimos una foto multa, ya estamos viendo tecnología de Smart City en acción”, agregó.
Ómnibus: ante los empresarios, Rossana Chahla evaluó la opinión de usuarios sobre el servicioUna ciudad inteligente, según Bellocchio, se basa en “usar datos y herramientas tecnológicas para facilitar la vida de los ciudadanos”. Esto incluye semáforos inteligentes que leen el flujo del tránsito y ajustan sus tiempos para evitar congestionamientos, o alumbrado público que regula su intensidad según la hora del día y las condiciones de luz.
Estos sistemas, explicó, pueden ahorrar tiempo y recursos, permitiendo a los habitantes usar su tiempo en actividades productivas en vez de esperar en un cruce o pagar de más en servicios energéticos.
Sin embargo, Bellocchio destacó que la clave de una ciudad inteligente no es solo la tecnología, sino la visión de los gobiernos y su capacidad para comunicarse con los ciudadanos. “A veces el vecino no ve el impacto de estas tecnologías porque no se comunica adecuadamente. Es importante que los gobiernos muestren cómo estas tecnologías mejoran la vida diaria”.
Desafíos
En cuanto a los desafíos locales, Bellocchio reconoce que problemas como el transporte público y la infraestructura deben ser abordados de forma integral y con convicción política. “Todas las ciudades pueden convertirse en Smart Cities, sin importar su tamaño, siempre que haya un compromiso para mejorar la calidad de vida de sus habitantes”, afirmó.
Bellocchio trabajó con gobiernos en varios países latinoamericanos y sostiene que, incluso en ciudades con altos niveles de pobreza o desigualdad, las soluciones de ciudades inteligentes pueden ayudar a resolver problemas estructurales, optimizando recursos y generando datos que permitan una mejor planificación.
Un plan estratégico, detalló Bellocchio, es fundamental para implementar un proyecto de Smart City a largo plazo, idealmente a 10 años o más, para asegurar que cada administración continúe con los objetivos planteados. "Cuando las ciudades cuentan con un plan de largo plazo, tienen una base sólida para avanzar hacia esa visión sin importar los cambios de gestión”, aseguró.
Finalmente, Bellocchio hizo hincapié en la importancia de actualizar los códigos de planificación urbana para asegurar que la normativa esté alineada con los nuevos modelos de ciudad. "Si queremos una ciudad inteligente, necesitamos normas que respondan a las demandas actuales y permitan una integración efectiva de nuevas tecnologías en el espacio urbano", concluyó.