El justicialismo del país afronta una elección desordenada y con ribetes desconcertantes. El principal partido de la oposición intenta reorganizarse tras el desparramo que generó el triunfo de Javier Milei. Con la mirada puesta en 2025 y condicionado por la disputa en la provincia de Buenos Aires, el proceso se encamina hacia la judicialización.

La bandera de la unidad ondea -por ahora- sólo en los discursos y la definición anoche, al cierre de esta columna, era incierta. La junta electoral partidaria había oficializado sólo la lista y a los candidatos de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y emplazado al espacio de Ricardo Quintela a completar la documentación. “El Gitano” ratificó que no se bajará y que irá eventualmente a los tribunales por su participación. La puja entre ambos descolocó a los peronismos provinciales y las nóminas iniciales de “Primero la Patria” (kirchnerismo y cristinismo) y “Federales: un grito de corazón” (quintelismo y un combinado del resto del mundo peronista) terminaron enrarecidas por los matices comarcanos.

En Tucumán, el PJ no avaló formalmente a ninguno de los candidatos. El presidente del distrito, Juan Manzur, y el vice que conduce el espacio, Osvaldo Jaldo, quedaron una vez más enfrentados y escribirán un nuevo capítulo de la interna. Tanto si hay como si no competencia en las urnas dentro de 20 días, esta será la antesala de la batalla que se perfilaba recién para el año que viene.

Interna del PJ: "Ustedes nunca estuvieron, ni me apoyaron", le reprochó Jaldo al kirchnerismo

Ambos asumen riesgos y tienen aspectos para ganar y perder. El senador compartió una foto con la ex presidenta en sus redes sociales para apoyarla y luego se reveló que integra la lista en el octavo lugar (consejero titular). Mantuvo el silencio tal como hizo desde que dejó el poder. El gobernador, también fiel a su estilo, se plantó con un altavoz en el ring. Sentó en el cuarto lugar de la nómina del riojano al histórico Roque Álvarez; repartió críticas para CFK y su antecesor y se cruzó en X con Oscar Parrilli, mano derecha de la ex vicepresidenta.

La determinación -y los riesgos- de Jaldo

El armado local de Quintela terminó siendo un menjunje. En Tucumán, hubo un antes y un después de la irrupción de CFK. El gobernador vecino tenía inicialmente el apoyo de sectores no jaldistas, del manzurismo, del kirchnerismo y del kicillofismo. La definición de Jaldo dejó tiesos -e irritados- a los que fogonearon originalmente la línea. En esta columna se había adelantado que en la mesa chica del jaldismo se analizaba acompañar a quien sea que pelee contra Cristina. Como dijo públicamente, no tiene buenos recuerdos ni de la conducción “K” ni del rol de sus referentes cuando se dio la interna con Manzur. Pero Jaldo sorprendió hasta al propio quintelismo porque saben que no es precisamente un admirador de Quintela.

¿Por qué el tranqueño participará activamente? Porque es un paso estratégico para lo que viene, porque Manzur y Pablo Yedlin están del otro lado y porque no tolera la tibieza. En soledad, analizó los escenarios y los nombres de su equipo para la nómina. El domingo pasado se decidió y habló personalmente con Quintela y con Álvarez, que es amigo personal del riojano de sus tiempos en Diputados. Habría evaluado que si se mantenía al margen, quedaba fuera de la discusión y en una situación de orfandad política para 2025 ¿Por qué? Porque entendería que fijar una posición es ganar aliados como Axel Kicillof y otros mandatarios. Avizora que, de ganar Cristina, se podría enturbiar su camino hacia la conformación de listas del año que viene y los necesitará. Si algo no le gusta a Jaldo son los imprevistos: es factible que haya elegido a la rival porque considera que ella rivalizará eventualmente con él en el manejo del PJ tucumano. Piensa que es factible que le disputen el rol partidario por su cercanía con la Rosada; que pidan lugares en la lista o que no le permitan conformar la lista oficial.

Además, piensa que si gana podría consagrarse como el conductor del PJ y estar mejor parado para lo que sigue.

Hay otras decisiones que tendría tomadas: que quiere elegir a todos los candidatos y que quien no esté de acuerdo, deberá ir a las PASO; que enfrentará a Manzur en todas las instancias electorales que se presente; que no se irá por voluntad propia del PJ y que no armará, por lo tanto, por fuera del partido.

Jaldo considera que la interna no recompondrá al peronismo y que hubo errores de cálculo por parte de Cristina al creer que sería una prenda de unidad. Estaría convencido de que ella busca mantenerse como una “perseguida política” ante un eventual fallo judicial y qué mejor que hacerlo como presidenta del PJ. Si hay interna, dicen en su entorno, jugará con todo. Habrá actos y habrá movilización.

Trascartón se anotaría otro poroto con la Rosada, porque confronta contra CFK.

¿Qué arriesga Jaldo? Primero, tener como opositora a la posible presidenta del PJ antes de un año electoral. Y segundo, mantener vigente políticamente a un Manzur que elige estar ausente en la provincia.

En el quintelismo prejaldista siguen sorprendidos. Uno de los que alzó la voz fue el ex diputado Miguel Nacul, que quedó fuera de la lista porque sorpresivamente no figura como afiliado. Renegó en LA GACETA PLAY tanto contra Manzur como contra Jaldo por el “uso de la interna nacional” para su confrontación local.

Entre los participantes, que repudian al gobernador, creen que las objeciones a la lista se dan para desgastarlos. No discuten a Cristina, sino que están hartos de la “dedocracia” y de los caprichos del espacio porque creen que en gran medida eso los dejó fuera del poder central. Afirman que el error de Jaldo es provincializar el asunto y que quedará en off side en todos los escenarios posibles.

El cristinismo

Parte de quienes apoyan a CFK en Tucumán saben que es altamente probable que ella gane en el plano nacional y Jaldo, si hay elección, en el local. El grueso del padrón del partido está en Buenos Aires (37%) y es un territorio que concentra adherentes a la ex mandataria. Afirman que el aparato que aportaría Jaldo sería determinante y que no están en condiciones de equipararlo. Advierten, sin embargo, que el gobernador arriesgó demasiado y que perdió el eje por su pelea contra Manzur. “Ella lo elegirá como el ejemplo de los ‘traidores’. No hay dudas de que le tirará con todo el año que viene porque ella siempre busca un enemigo. No se olvidará de lo que dijo e hizo”, adelanta un dirigente tucumano cercano al kirchnerismo.

Un referente de experiencia afirma que el sector “desprecia” al mandatario por su giro hacia la derecha y su relación con Milei.Son conscientes de que no podrán tener tanta fuerza como el jaldismo, pero que podrán hacer algún ruido y captar desencantados y heridos. La semana que viene habrá sectores, como el Frente Grande y átomos de Unidad Ciudadana, que buscarán unir fuerzas y centralizar el apoyo a CFK desde una mesa de unidad.

En el cristinismo más cerrado y con cercanía al Patria no confían demasiado en Manzur, pero les sirve para la oportunidad. Apuestan al voto del peronista al que no le gusta ni Jaldo ni las políticas de La Libertad Avanza.

¿Qué esconde la reacción de Jaldo contra Manzur y contra Cristina?

En el espacio en general consideran que Manzur gana al integrar la nómina porque, si bien no mantendría la vicepresidencia, seguirá participando en las decisiones nacionales. Afirman que también es beneficioso que en Tucumán Jaldo lo mantenga en el centro de la escena aún sin que pronuncie una palabra en público ni desde su banca en el Senado. Quienes lo frecuentan reconocen que Manzur está al tanto de todo cuanto pasa en la provincia y que no tiene un rol precisamente de pasividad en el ámbito nacional en relación a su ex compañero de fórmula. Sabe cómo irritarlo y que su halo lo mantiene en alerta. Ven con buenos ojos la postura de Miguel Acevedo de no involucrarse en esta contienda. El vicegobernador dejó entrever en esta y otras oportunidades que no está totalmente alineado a Jaldo sobre su vínculo con el mileísmo. Se esperanzan con que sea una contrafigura para el año que viene y para 2027. Curiosamente, en el jaldismo también halagan la posición de Acevedo y descartan que sea un rival próximamente.

¿Qué puede perder Manzur? En sus alrededores afirman que todo es ganancia. Pero si Quintela se impone aquí, habrá perdido en Tucumán el presidente del PJ local. Además, quedaría en evidencia, dicen, su poco poder de fuego contra Jaldo. Un segmento de la dirigencia que lo sigue considera que no tiene interés alguno en las elecciones del año entrante. Otra línea asegura que operará en el PJ nacional para hacerle la vida imposible a Jaldo y que presentará una propuesta propia para la Cámara de Diputados.

Tanto Jaldo como Manzur tejen sus estrategias para estos días, pero con las intenciones clavadas en el 2025