El Reino Unido está implementando nuevas leyes para crear "zonas de acceso seguro" alrededor de las clínicas de aborto, que prohíben cualquier actividad que pueda "influenciar" la decisión de una mujer a la hora de realizarse una práctica abortiva. Esta normativa, que entró en vigor el 24 de septiembre en Escocia e Irlanda del Norte, será válida en Inglaterra y Gales a partir del 31 de octubre. Dentro de los 200 metros de estas clínicas, la ley prohíbe cualquier gesto, declaración o acto que pudiera incidir en la decisión de las mujeres, incluidas acciones como orar en silencio o llevar remeras o carteles con mensajes provida. Las sanciones pueden ser severas: incluyen multas que superan los £ 10.000 (U$S 13.000) y hasta penas de prisión.

Las leyes generan temor

La normativa ya afectó a ciudadanos que solían manifestarse cerca de estas clínicas. The Free Press, un medio estadounidense, entrevistó a personas que enfrentaron las sanciones establecidas para las expresiones provida en las inmediaciones de centros sanitarios para mujeres que desean interrumpir un embarazo.

Emma, quien prefirió no dar su apellido, es una activista de 24 años en Edimburgo, Escocia. Ella solía usar remeras con mensajes como "Pro-life and Proud" (provida y orgullosa) y organizar reuniones en su casa cercana a una clínica de abortos en el Hospital Chalmers. En octubre, Emma recibió una carta del Gobierno escocés que la notificaba de que su hogar estaba dentro de una de estas nuevas zonas de censura, por lo que cualquier actividad relacionada con sus creencias provida, incluso en su propia casa, podría ser motivo de denuncia si pudiese escucharse o verse desde afuera.

Multado por orar

Otro caso que ilustra las consecuencias de la ley es el de Adam Smith-Connor, un fisioterapeuta de 51 años residente de Bournemouth, al sur de Inglaterra. En noviembre de 2022, Smith-Connor fue arrestado por rezar en silencio frente a una clínica de aborto durante tres minutos, a unos 50 metros del lugar. Cuando las autoridades le preguntaron por qué rezaba, él explicó que lo hacía en memoria de un hijo que él y su novia decidieron abortar hace más de veinte años. La multa que le impusieron ascendió a £ 9.000, aunque Smith-Connor logró recaudar esa suma mediante una colecta en línea en pocas horas y decidió apelar la sentencia con la ayuda de su abogado.

Un juicio en transcurso

El mismo día en el que Smith-Connor fue multado por rezar en silencio frente a una clínica de aborto, en Bournemouth también estaba programado el juicio de Livia Tossici-Bolt, una científica jubilada de 64 años. Ella enfrenta cargos similares a los del fisioterapeuta, pero fue condenada por estar parada frente a una clínica en marzo de 2023 con un cartel que decía: "si necesitás hablar, aquí estoy". Sin embargo, su juicio fue postergado hasta marzo de 2025 para que ambos equipos legales puedan considerar las implicancias del veredicto en el caso de Smith-Connor.

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