Boca Juniors le ganaba a Gimnasia de La Plata 1 a 0 en los cuartos de final de la Copa Argentina, con un gol de cabeza de Aaron Anselmino, cuando el partido se vio interrumpido por disturbios en las populares.
En el Estadio Marcelo Bielsa de Newell’s, los hinchas de Gimnasia comenzaron a romper carteles y forzar los portones que separan a las hinchadas. En respuesta, integrantes de “La 12”, la barrabrava de Boca, se dirigieron hacia el sector de la popular rival. Para evitar más incidentes, el presidente del "Xeneize" Juan Román Riquelme se metió entre los disturbios para hablar con los líderes y que así la situación no pase a mayores.
La situación empeoró cuando la policía rosarina intervino disparando balas de goma para controlar a los hinchas, mientras los propios jugadores intentaban calmar los ánimos desde el campo de juego, arrojando pelotas hacia la Seguridad y pidiendo que no se interpusieran en el conflicto.
La demora en el reinicio del encuentro reflejó la tensión vivida en una noche de fútbol que se desvió del objetivo deportivo.