El subtítulo parece adelantar mucho más de lo que expresa: “Hasta que la muerte los separe” es una frase ritual de toda boda, expresión de deseos de perpetuidad en una sociedad agitada y convulsionada, que es utilizada ahora como complemento publicitario de “Venom: el último baile”.
El filme llega a las salas argentinas como cierre de la muy exitosa trilogía protagonizada por Tom Hardy como el periodista Eddie Brock, anfitrión/víctima del simbionte alienígena que lo habita y se apodera de su vida y sus acciones durante buena parte del tiempo. Esa lucha en un mismo cuerpo entre el humano que trata de resistir y el supervillano que va transformando su comportamiento para sólo combatir el mal tendrá un punto final en esta producción, aunque eso sólo implique la despedida de uno de los dos personajes. En definitiva, con el tiempo y las aventuras vividas aprendieron a tratarse y a ser amigos, de una forma muy particular.
En la película precedente, Eddie y Venom, son fugitivos que toman un descanso frente al mar; y en las escenas de mitad de créditos Venom habla sobre simbiontes de otros universos, cuando una luz cegadora los transporta repentinamente a otro plano. La nueva entrega parte de ese lugar: los protagonistas huyen de sus acechadores en ambos mundos paralelos, mientras que la red va cerrándose sobre ellos. Es en esa situación límite en la que el dúo se ve obligado a tomar una decisión devastadora, que levantará el telón del “último baile” de ambos.
La secuela es la quinta película del Universo Spider-Man de Sony, y fue escrita y dirigida por Kelly Marcel, en su debut detrás de las cámaras. El elenco está conformado por Tom Hardy (coguionista junto a Marcel), Chiwetel Ejiofor, Juno Temple, Rhys Ifans, Peggy Lu, Alanna Ubach y Stephen Graham, como un nuevo infectado.
Lo que se espera es que Hardy no vuelva con su Brock a futuro, pero no se sabe con exactitud qué pasará con Venom, quien ya fue huésped de otros personajes (como Flash Thompson y el mismísimo Spider-Man), una oportunidad que se dispara al infinito en la concepción del multiverso que tanto seduce a las grandes compañías del cine.
El dios que se presenta
El filme sirve para la presentación de Knull, el dios de los simbiontes, quien tiene un pequeño papel pero es suficiente como para que se levanten las apuestas sobre “Venom 4” o alguna otra producción derivada de la historia madre. Marcel ya anticipó que Knull no tendrá una sola aparición, sino que esta será la primera de varias, sin dejar trascender nada más. “Esta es solo su introducción. Es un personaje enorme, así que nunca puedes quedarte con él una sola vez. Esto es solo una pequeña muestra de Knull. Lo conoceremos. Lo que le depara el futuro, quién sabe. La trama de Eddie y Venom se cierra aquí. Pero hay muchas historias de simbiontes en el canon, hay muchos lugares a los que ir, y tal vez haya algunos aquí que podrían iniciar ese viaje”, agregó.
Aunque no se anticiparon sus contenidos, se sabe que la película tiene dos escenas poscréditos, una en medio del largo listado de participantes y la restante más allá de su final. Quien aguante en los asientos serán los bendecidos en saber qué les deparará el futuro, aunque sea con indicios.
Por lo pronto, hay versiones que indican que a Hardy hay que decirle “hasta luego” y nunca “adiós”. Su nombre siempre suena en el Universo Cinematográfico de Marvel, más luego de haber compuesto con sobrada eficiencia a uno de los personajes más complejos de sus sagas. Por este motivo, la eventualidad de que ocupe la pantalla en próximas Spider-Man no suena imposible: elogió a Tom Holland y en tono de broma y quizás medio en serio en el trasfondo, deslizó que le gustaría pelear contra él en la gran pantalla aunque esté convencido de que no podría ganarle.
El actor admitió que su caracterización de Venom va más allá de lo que se ve en ciertas circunstancias: por ejemplo, usa la voz del personaje para comunicarse con “mi perro cuando me habla”. Es que haberlo interpretado desde 2018 y en tres realizaciones en total deja su huella.
Por lo pronto, las críticas que trascendieron definen a “El último baile” como una película divertida, con gran ritmo y que evoca en una particular mezcla a los comics de comienzos de siglo y a la mejor etapa de la comedia de acción en la gloriosa década del 80, con algunos toques absurdos que son bienvenidos. Muchos comentarios hablan incluso de que es la mejor de la trilogía -e incluso dentro de todo lo hecho en la producción del género en su conjunto-, lo que puede definirse como broche dorado para esta etapa, dejando la vara muy alta para lo que seguramente vendrá. Por lo pronto, lo inminente es “Kraven, el cazador”, programada para este diciembre.