Fue antes del consejo que dio Franco Colapinto que Gladys y Darío ya estaban "subidos" al auto del piloto argentino de Fórmula 1. La pareja que vive en Rafael Castillo, Buenos Aires, ya vendía indumentaria relacionada a los autos y motos de competencia internacional. Con el excelente rendimiento del conductor del equipo de Williams, las ventas se triplicaron.
La mano viene así... hace un tiempo el jefe de la familia fue despedido de su trabajo en una estación de servicio. "Nos cambió la vida", dice lógicamente la dama en la entrevista televisiva que le hizo el periodista Martín Ciccioli, pero en su tono hay un dejo de dramatismo extra frente a lo que les tocó vivir que, por naturaleza, ya es preocupante. Esa emoción adicional es porque su hijo "Maxi", ahora de 15 años, fue diagnosticado con leucemia a los 10.
El ingreso económico que dejaron de tener fue lo que causó el cimbronazo movilizador. "Había que rebuscársela", explicó Gladys. Así comenzaron en la casa de calle San Matías al 1.100 de Rafael Castillo a hacer producción de remeras, camperas, buzos y gorras. Con la segunda actuación de Colapinto, la primera en la que sumó puntos, la vida volvió a cambiar para la familia que empezaron a vender cada vez más. Y cuando el mismo piloto dio una especie de autorización a que sus fanáticos compraran las imitaciones de la ropa con la que él se viste, mayor fue la demanda.
Los precios de la ropa que vende la familia son muchos más accesibles que los que se consiguen en la tienda on-line de la escudería. Las camisetas cuestan $20.000 pesos, las camperas $36.000 y los suéteres $28.000.
En tanto, la indumentaria oficial de Williams Racing que empezó desde el Gran Premio de las Américas en Austin, Texas, entre los productos exclusivos se encontraban la gorra del equipo a $37.902, la remera por $33.570 y el rompeviento unisex que es lo más costoso a $167.852. Para quienes buscan una opición más accesible, el buzo masculino del equipo está disponible por $87.716, mientras que la remera masculina del equipo tiene un precio de $50.897. Así que, aunque diplomáticamente no quedó bien con su escudería, el consejo de Colapinto vale seguirlo. "Compren las truchas", había dicho.