Un informe del Banco Mundial (BM) señaló que la pobreza en Argentina es un problema persistente e identificó cuatro factores clave o "trampas" que impiden que millones de argentinos salgan de una situación de vulnerabilidad económica.
El organismo internacional reconoció que Argentina “desarrolla buenos programas y destina importantes recursos a combatir la pobreza y, aun así, no logra que descienda de un piso del 25% en los últimos 40 años”.
El reporte reflejó que Argentina “construye muros sólidos sobre arenas movedizas”. “O sea, una economía que no crece ni genera empleo de calidad limita las oportunidades de salir de la pobreza para la población que crecientemente requiere de asistencia social. Es así como la pobreza y la desigualdad de ingresos empeoraron entre 2013 y 2023”, remarcó.
El reporte, “Las Trampas de la Pobreza en Argentina”, explicó cómo la dinámica macroeconómica ha obstaculizado la capacidad de los hogares pobres y de segmentos medios para generar mayores ingresos de manera sostenible.
“Las cuatro trampas”
¿Cuáles son los cuatro obstáculos interrelacionados que contribuyen a la persistencia de la pobreza en Argentina?
- La inflación y el desequilibrio fiscal: los aumentos de precios afectan especialmente a las familias más pobres, que gastan una mayor proporción de sus ingresos en alimentos y productos básicos. La inflación también erosiona el poder adquisitivo de los salarios, especialmente en el sector informal y los hogares de bajos ingresos. La necesidad constante de ajustar los programas sociales y mantener subsidios económicos para compensar la inflación ha presionado los presupuestos gubernamentales y creado un círculo vicioso de dependencia, limitando la eficiencia redistributiva del gasto público.
- La informalidad laboral: gran parte de la población argentina trabaja en el sector informal o se autoemplea. Estos trabajos suelen ser precarios y mal remunerados, lo que dificulta que las personas ahorren y mejoren su calidad de vida. El promedio del ingreso laboral es más bajo para empleos informales y se ha reducido progresivamente hacia la línea de pobreza desde 2018 debido a las pérdidas de su valor real, situación que también se da entre los trabajadores formales. Además, la informalidad limita el acceso a servicios como la salud a través de la seguridad social.
- Desigualdad generacional y regional: a pesar de que la pobreza es más elevada entre los niños y adolescentes, el gasto social está sesgado hacia la población adulta mayor, limitando las posibilidades de movilidad social y de cortar el circulo vicioso de la pobreza crónica y falta de movilidad social. Además, es complejo atender las desigualdades territoriales pues la medición de la pobreza es parcial al no abarcar a la población en ciudades pequeñas y áreas rurales.
- El impacto del cambio climático: los eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, afectan desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables. Estos eventos destruyen cultivos, viviendas y medios de vida, empujando a muchas personas a la pobreza. Por ejemplo, el índice de riesgo de inundación es mayor en provincias del norte y GBA, donde la incidencia de la pobreza es mayor. A estos hogares se les dificulta reponerse ante la pérdida de bienes. Por ejemplo, ante una inundación severa, el 80 % de la población en Formosa tardaría casi 5 veces más en recuperarse que en la ciudad de Buenos Aires.
Según el informe del BM, algunas prioridades para reducir la pobreza y promover un crecimiento inclusivo en Argentina incluyen fortalecer la capacidad de generar ingreso de los hogares. Para ello, la estabilización macroeconómica y la reducción de la inflación en forma sostenible son un paso importante, al igual que sostener los procesos de consolidación fiscal protegiendo a quienes más lo necesitan.
Por otro lado, subrayó que “será necesario promover la generación de empleos de calidad y conectar a la población con oportunidades económicas a través de inversiones en educación, salud y seguridad, atendiendo a las necesidades en distintos contextos y áreas geográficas. Y promover la diversificación de actividades y exportaciones, los mecanismos de aseguramiento contra riesgos y las inversiones en adaptación como forma de reducir la vulnerabilidad ante eventos climáticos extremos”.
Por último, Argentina enfrenta puntos ciegos para sus políticas públicas al contar con información estadística solo de los grandes conglomerados urbanos. “Contar con instrumentos adecuados para medir y monitorear la pobreza que incluyan las áreas rurales, y que permitan la coordinación con las políticas subnacionales contribuirá al desarrollo de políticas públicas mejor enfocadas”, indicó.