Caras largas, salida rápida, “silenzio stampa” de casi todos. La “caravana de la derrota” en la que se convirtió la excursión de Atlético Tucumán por el humilde barrio porteño de Villa Soldati entregó imágenes previsibles una vez decretado el final del partido.

Quizá la frase más curiosa, más rimbombante de las pocas escuchadas el  viernes antes de que el “Decano” abandonara el estadio Guillermo Laza fue pronunciada en rueda de prensa por Facundo Sava. El entrenador admitió haberle dicho a sus colaboradores durante el segundo tiempo: “Si se nos escapa este partido, nos tenemos que matar”.

Se entiende la hipérbole, la exageración, aunque la sensación en cancha –desde enfrente del banco de suplentes de la visita, donde se ubica la prensa en el estadio de Riestra, también a ras del césped - era algo diferente, de que cualquier acierto en una contra o una segunda pelota del anfitrión, Atlético se volvería a Tucumán con las manos vacías. Parecía probable que sucediese y así sucedió.

Porque si bien hasta que se rompió el cero, el “Decano” había contado con seis chances de gol, entre ocasiones claras y aproximaciones de cierto peligro, y el arquero Ignacio Arce se había erigido en figura, nunca estuvo cómodo ni se adueñó del todo del trámite del partido.

A Atlético el juego le fluyó en cuentagotas y no se le cayó una idea en los metros finales. Y el “Malevo” ya había dado aviso de que podía aprovecharse de una defensa visitante con tres centrales pero sin demasiada firmeza. Es cierto, ese remate de Nicolás Romero que sacudió el palo apenas un minuto antes del gol de Jonathan Herrera podría haber cambiado las cosas. Pero de los “podría” no emergen los guiones que se escriben para contar las historias en el fútbol.

Ante una consulta de LA GACETA, “Colo” se negó a hablar de una “crisis futbolística”. Para él, que su equipo haya cosechado apenas un punto sobre los últimos 15 se resume, en todo caso, a una “crisis de resultados”. 

“Porque salvo el partido con Belgrano, y en algunos momentos con River, merecimos muchísimo más; a nivel futbolístico creo que hay muchísimas cosas muy buenas…”, argumentó Sava.

“Vos lo ves en la cancha y el equipo tiene la actitud de ir a ganar, genera situaciones, por abajo, por arriba, anticipa, presiona bien, corre, se entrega… tiene momentos de muy buen fútbol, generamos un montón de situaciones que no podemos convertir, hacemos que los arqueros (rivales) sean figuras y cometemos errores puntuales defensivamente que nos cuestan los goles”.

A confesión de parte, relevo de prueba. En sus declaraciones, el entrenador reconoce un par de déficits insoslayables. “En ataque, tenemos que trabajar especialmente la terminación de las jugadas, estar más finos, y en la faz defensiva estar más duros, intensos, concentrados en momentos específicos”.

Lo llamativo es que cuando Sava califica positivamente el nivel futbolístico actual (y rechaza la existencia de una crisis en tal sentido), parece dejar de lado la falta de firmeza atrás y de contundencia adelante como si estos dos aspectos no fueran esenciales en la definición de lo que implica “jugar bien”.

En consonancia con ello, y pese a lo avanzado del reloj y el cero en la chapa, “Colorado” consideró que Atlético estaba jugando bien ante Riestra y apenas si realizó un cambio antes de que se desatara la “tormenta perfecta”. Eso sí, al encontrarse abajo en el marcador metió dos modificaciones (una de ellas, el “Pulguita” Rodríguez) de inmediato y otras dos cuando el local ya había duplicado su ventaja.

LA GACETA consultó al técnico sobre los motivos de su “demora” en mover el banco. “Estábamos muy bien, los mejores entrenadores del mundo cuando el equipo está bien no hacen cambios, y yo sentía que el equipo estaba bien”, se defendió.

“Ante Tigre por ahí los cambios nos perjudicaron, no fueron cambios acertados de mi parte, porque lo que pensábamos que podía pasar no pasó… Hoy el equipo estaba para seguir como estaba; sí veíamos que en ofensiva no estábamos generando como en el primer tiempo, eso lo intentamos corregir con la entrada del ‘Chelo’ (Marcelo Estigarribia) y el equipo siguió bien, hasta la jugada del gol de ellos”, precisó.

“No podíamos perder este partido, por cómo se estaba dando, pero bueno, lo perdimos…”, se resignó Sava, visiblemente golpeado por la cuarta caída en las últimas cinco fechas. ¿Y los jugadores? ¿Coinciden con la mirada de su entrenador? Mateo Coronel y Renzo Tesuri fueron las excepciones y hablaron con la prensa.

“Estoy muy preocupado, con mucha bronca, de un palo de nosotros nos hacen el gol y eso fue un baldazo de agua fría… Nos vamos con bronca. El equipo está golpeado, pero hay que levantarse y seguir”, opinó el delantero. Tesuri aportó su punto de vista. “No hay una crisis. No se nos están dando los resultados, las cosas no las estamos haciendo tan mal…”.

El volante polifuncional dijo comprender las duras críticas expresadas por los simpatizantes “decanos”, particularmente en redes sociales. “Obviamente los hinchas se expresan y están en todo su derecho, pero quiero decirles que se queden tranquilos que nosotros intentamos dar el máximo para sacar esto adelante. La ilusión de ellos la tenemos nosotros, que es la de ingresar a una copa internacional”. “Da bronca que no se dé”, sentenció Tesuri, más allá de que las matemáticas todavía permiten hacer cuentas favorables.