Lucila Haar (@lucicreate en Instagram) es tucumana, tiene 24 años, está a punto de recibirse de psicóloga y profesa un amor infinito por la poesía. Recientemente cumplió el sueño de publicar su primer libro. "Desabrigo" es un poemario que, en más de 100 páginas, explora las profundidades de la mirada y los sentimientos que surgen cuando "los ojos que amamos ya no nos miran de la misma manera".
La obra de Lucila nació de la poesía que compartía en su cuenta de Instagram, donde comenzó a difundir sus escritos en plena pandemia y logró reunir a más de 20 mil seguidores. Sin embargo, hubo un momento en el que se dio cuenta de que debía llevar sus versos al papel.
Así fue que decidió compaginar sus poemas, trabajar arduamente con editores y mentores, e ir a probar suerte a Buenos Aires. Luego de un viaje en el que se enfrentó con muchas puertas que se cerraron en la cara, logró conseguir una editorial que publicara su libro. El sueño comenzaba, así, a materializarse.
En una entrevista en la Redacción de LA GACETA, la joven poeta relató cómo fue su proceso de escritura y explicó con qué se va a encontrar el lector al sumergirse en las páginas de "Desabrigo".
-¿Cómo se siente haber publicado un libro? ¿Cuáles eran tus miedos antes de hacerlo sabiendo que esto era tu sueño?
-Sentía que el monstruo de la duda estaba detrás de mí como si quisiera alcanzarme. Pero, en lugar de huir, decidí usarlo como motor. Nunca pensé que simplemente publicando en Instagram alguien me descubriría de manera pasiva. Tenía claro que quería hacer que las cosas sucedieran, así que tomé la decisión de buscar una editorial por mi cuenta. Y no paré hasta conseguir una oportunidad. Creo que esa mentalidad viene de mi tiempo jugando al hockey, donde aprendí a levantarme después de cada caída. Tal vez otras personas, después de tantos 'no' que recibí, habrían desistido. Pero yo seguí adelante.
-¿Y qué pasó después?
-Cuando el libro finalmente se publicó, me costó mucho procesarlo. Sentía que estaba soñando. A veces pasa que, cuando alcanzas algo tan grande, te preguntas '¿y ahora qué?'. Pero lo que más me gustó fue darme cuenta, mientras escribía el libro, de que esto es lo que quiero hacer toda mi vida. Disfruté mucho más el proceso de escritura que el hecho de haberlo publicado. Una vez que el libro está afuera, hay que concentrarse en la promoción y las redes sociales, y a mí lo que realmente me apasiona es el proceso creativo.
-¿Cuándo comenzaste a escribir?
-La pasión por la escritura viene desde el colegio. Siempre tenía un diario en la mano. Desde muy chica escribía, pero en ese entonces no me daba cuenta de que lo que hacía era poesía, yo decía que escribía canciones. Es algo a lo que acudí desde pequeña y, con el tiempo, fue tomando forma. Me encantaba escribir, pero también pensaba que para hacer las cosas bien hay que formarse. Aunque soy muy lanzada, también tengo ese lado responsable que me dice ‘debo estudiar’. Entonces, en 2021 y 2022 decidí tomar talleres, informarme y capacitarme. Aprendí técnica y eso me dio la base para decir "sí, ahora puedo escribir un libro".
-Elementos que se repiten mucho a lo largo del libro son el agua, la vista y la pérdida. ¿Nos querés contar por qué?
-Sí, la verdad es que esos elementos son muy simbólicos para mí. Por ejemplo, el agua tiene una conexión muy personal, casi astrológica. Soy de Cáncer, que es un signo de agua, y siempre he sentido que el agua está asociada con la sensibilidad y la transparencia. Me identifico mucho con esa idea porque siento que soy una persona muy sensible. Si algo me pasa, es como si "me cayera tierra" y se notara de inmediato. El agua también tiene diferentes estados y en mis poemas hablo de esos cambios. A veces me siento sólida, como si fuera de hielo, pero sé que eventualmente me voy a derretir.
-¿Y la vista?
-El segundo elemento, la vista, tiene un doble significado. Por un lado, está la mirada en términos de percepción, de cómo observo el mundo. Y, por otro lado, están mis problemas de visión, ya que desde los 7 años tengo astigmatismo y miopía. Vivía yendo al oculista, siempre cambiando los lentes, y eso me marcó mucho. De hecho, tengo un poema que dice "mi centro está en la mirada". Creo que la vista juega un papel importante en mi sensibilidad, ya que a través de los ojos es como hago mis lecturas del mundo. Pero también está esa contradicción: me gusta mucho observar aunque tengo dificultades para ver bien.
-¿Por qué la pérdida?
-Por otro lado, lo de la pérdida va con esa sensación de no ser elegida o ser dejada de lado, algo que me ha pasado en mis relaciones. Los poemas hablan de esas ausencias, de personas que no te dedican tiempo o atención.
-En tu libro se advierte una convivencia entre elementos de la astrología y la ciencia. ¿Cómo ves esta dualidad?
-Bueno, primero que nada, la psicología no es una creencia, pero, a veces, cuando la realidad te abruma y la ciencia no te da todas las respuestas, uno busca algo más, otras formas de encontrar sentido. Hay personas que acuden a la religión, por ejemplo. En mi caso, a veces recurro al tarot o la astrología, como una manera de buscar respuestas. Siempre fui bastante escéptica, incluso cuando consulto el tarot no lo tomo como una verdad absoluta. No creo que tenga la última palabra ni lo considero una ciencia, pero a veces, cuando estás lleno de dudas, es interesante bucear en lugares no tan convencionales.
-En redes sociales compartiste reacciones de tus lectores, muchos de los cuales mencionaban que, aunque no solían leer poesía, encontraron tu libro muy fácil de leer y profundamente conmovedor. La gente a veces evita la poesía porque la siente inaccesible. ¿Fue tu intención hacer la poesía más cercana y accesible para todos?
-Sí, era consciente de esto y lo que quise fue, de alguna manera, "bajarla del pedestal", sin que perdiera su valor. La poesía tiene una historia en la que, en el pasado, sólo la escribían personas de la oligarquía o de la élite, lo que también la hacía más inaccesible. Además, los clásicos pertenecen a épocas muy diferentes y por eso pueden resultar difíciles. Mi objetivo era escribir poesía que reflejara lo cotidiano, algo que pudiera hablar al lector en su propio lenguaje, porque creo que eso logra llegar más profundo. Siempre intenté generar cercanía. Mi consejo sería que los lectores se permitan sentir y pensar sobre lo que están leyendo, que no tengan miedo de ser críticos, porque la poesía también nos desafía. No es una historia con todos los detalles, sino que te invita a llenar esos espacios vacíos con tus propias emociones e interpretaciones.
-¿Qué es lo que te ayuda a continuar confiando en vos misma cuando las cosas se ponen difíciles?
-Algo clave para mí fue escribir todo lo que deseaba que sucediera. Eso me transmitía calma porque sentía que si lo plasmaba en palabras, podía hacerlo realidad. No era una cuestión de simplemente manifestarlo y esperar que ocurriera, sino de confiar en mí misma y actuar en consecuencia. Anotaba en mi diario o agenda: "voy a ir a Buenos Aires, voy a hablar con editoriales, voy a hacer que todo salga bien". Incluso cuando mi libro ya estaba en la preventa, me repetía: "mi libro está en la preventa, todo va a salir bien". Esa mentalidad me ayudó a vivir el proceso con más calma. Alguien que me conmovió mucho fue una profesora de la facultad, que transmitía mucha pasión por la lectura. Un día le conté que quería escribir un libro y ella me dijo algo que fue fundamental: "creo en vos". Su confianza me dio ese impulso que necesitaba para seguir adelante.
-¿Dónde se puede conseguir el libro?
-El próximo viernes 18 de octubre será la presentación de "Desabrigo" en Pura Vida Mae, un lugar ubicado en la calle San Lorenzo 127, Yerba Buena. Los espero ahí a las 21 horas. Habrá música en directo y se podrán adquirir ejemplares.
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