Fernando Gago llegó a Argentina después de una vigilia que duró varios días. Tras casi nueve horas de vuelo desde México DF hasta Ezeiza (sumadas a las más de tres que pasaron desde que el entrenador y su familia hicieron el check in en Guadalajara), el entrenador arribó a suelo argentino y le habló a los hinchas de Boca.
"Buenas noches a todos, gracias por estar acá, les voy a ser corto y sincero, mañana vamos a tener tiempo para hablar, para hacer una conferencia buena. Le agradezco, le agradezco mucho al hincha de Boca, por todo el cariño que recibí en estos días", así arrancó el monólogo que duró menos de un minuto. Y que remató con una frase directa desde y hacia el corazón de la gente. "Vuelvo a casa, un beso grande, espero que estén muy bien".
Las declaraciones del ex volante fue ante la prensa, pero delante de un centenar de personas; es que -sin una recepción organizada ni mucho menos- aquellos viajeros que llegaban al aeropuerto y sus familiares, o cualquiera que dejara un familiar y que (en cualquier caso) simpatizara con Boca, se quedaba esperando por la nueva figura. Que esta vez no fue una estrella ni ningún jugador, pero que bien puede ser el que le devuelva la esperanza al equipo.
Mañana Gago tendrá que cumplir con algunas formalidades que no son menores pero tampoco serán obstáculos. Y serán cuestiones a resolver una tras otra: primero, la firma de su contrato, el cual aún ni siquiera tuvo en su poder. Luego, el primer contacto con su plantel, ese "romper el hielo" para dar comienzo a un trabajo que tendrá su bautismo apenas cinco días más tarde. Y un rato después de esa práctica, la presentación formal en sociedad mediante la habitual conferencia de prensa, que tendrá lugar en la flamante sala del Predio de Ezeiza.