Imagínate llegar por primera vez a un lugar que, desde el primer instante, te envuelve en una sensación de paz. Al dejar el aeropuerto y subirte al taxi, el paisaje comienza a desplegarse ante tus ojos: una exuberante naturaleza verde, el aroma a tierra húmeda que se filtra por la ventana y te transporta a recuerdos felices.
Es la bienvenida a Phuket, la isla más reconocida de Tailandia, donde cada rincón parece estar diseñado para desconectar y reconectar con lo esencial.
Un destino con historia
Para entender cómo Phuket se ha convertido en un destino tan popular, es necesario mirar un poco hacia atrás. El turismo en Tailandia despegó en los años 70 con la famosa película de James Bond, "El Hombre de la Pistola de Oro", que mostró las asombrosas islas de la Bahía de Phang Nga.
Aunque la bahía no se encuentra en Phuket, la isla es uno de los principales puntos de acceso para llegar hasta allí y explorar sus formaciones kársticas y aguas esmeraldinas. Desde entonces, Phuket ha sido un imán para visitantes que buscan paisajes de ensueño, aunque la isla tiene mucho más para ofrecer.
Su faceta auténtica se revela en mercados nocturnos, templos budistas y delicias culinarias que esperan a quienes se atrevan a vivir una experiencia inolvidable.
Explorá como un local
Este lugar te convierte en un isleño inmediatamente, donde el atuendo diario es sencillo: remera, shorts y ojotas. Recorrer la isla es sumamente fácil gracias a las motos de alquiler que se encuentran en cada esquina. Estas motos no solo te permiten evitar el tránsito, sino que también ofrecen la libertad de disfrutar del paseo con la brisa en la cara.
Un casco y el GPS en tu teléfono es lo que necesitás para poder explorar a tu propio ritmo, admirando la belleza del lugar y manteniendo los ojos bien abiertos, ya que no es raro cruzarse con un elefante que se atraviesa en el camino.
Playas de ensueño y secretos escondidos
Las playas más populares de esta isla tailandesa, que atrae a alrededor de 12 millones de turistas al año, son Patong y Karon, donde se encuentran arenas blancas, aguas cristalinas y una vibrante atmósfera.
Sin embargo, la verdadera magia se esconde en las gemas secretas que solo unos pocos conocen. Una de ellas es Freedom Beach, a la que se puede llegar tras una caminata por senderos boscosos o en un característico "long-tail boat" tailandés, en un trayecto de unos 25 minutos desde Patong.
Otro tesoro escondido es Ao Sane, una pequeña y tranquila playa perfecta para el esnórquel. Además, Phuket es el punto de partida ideal para explorar otras maravillas cercanas.
Con un corto viaje en ferry, se puede llegar a las famosas Islas Phi Phi, donde Leonardo DiCaprio filmó la icónica película “La Playa” en el año 2000, conocidas por sus impresionantes acantilados y aguas turquesas.
Un reinicio espiritual
La isla alberga numerosos retiros de yoga y meditación, como el Mangosteen Ayurveda & Wellness Resort y el Samahita Retreat, que brindan un oasis de bienestar con vistas al mar de Andamán.
Además, Phuket cuenta con templos budistas impresionantes, como el Big Buddha, un monumento imponente, símbolo de estabilidad y esperanza. Esta estatua se construyó como un recordatorio de los valores budistas y representa la serenidad y la compasión, fundamentales en la religión.
El Wat Chalong, por otro lado, es el corazón espiritual de Phuket. Este templo no solo es el más grande de la isla, sino también uno de los más venerados, ya que alberga una reliquia de hueso de Buda, lo cual lo convierte en un lugar sagrado para los budistas. Locales y turistas visitan el templo para rendir homenaje y buscar bendiciones de los monjes.
Phuket después del atardecer
Okey, pero no todo es paz y tranquilidad. Si querés un poco de pimienta, especialmente en tus noches, no podés perderte la famosa calle Bangla Road en Patong, el epicentro de la vida nocturna en Phuket.
Aquí se encuentran todo tipo de curiosidades para los amantes de la fiesta y la diversión. Desde cabarets de neón hasta peleas de muay thai en bares improvisados, Bangla Road tiene algo para todos.
Es común encontrar shows de fuego, bares temáticos extravagantes, puestos de comida callejera que ofrecen delicias locales hasta altas horas y discotecas con música a todo volumen.
La energía de esta calle no es para cualquiera; es un lugar intenso, con escenarios únicos para quienes buscan una noche llena de adrenalina y entretenimiento sin límites.
El tesoro culinario de Tailandia
Pasemos a uno de los temas más importantes: la comida. La gastronomía tailandesa es deliciosa y está impregnada de historia y tradiciones. Con raíces que combinan influencias chinas, indias y del sudeste asiático, la cocina tailandesa es famosa por crear un equilibrio de dulce, salado, ácido y picante, todos presentes en un mismo plato, con ingredientes frescos y especias aromáticas.
Uno de los platos más icónicos es la Tom Yum Soup, una sopa que ha ganado reconocimiento mundial por su sabor complejo y único. Este caldo picante y ácido, hecho con lemongrass, galanga, hojas de lima kaffir y camarones frescos, ofrece una explosión de sensaciones.
Si optás por la versión picante, el primer sorbo trae consigo una chispa intensa, como fuegos artificiales de picor que te hacen anhelar otro sorbo para calmar la intensidad y, al mismo tiempo, la riqueza de los sabores te invita a seguir degustando.
Aunque no existe un premio oficial que la declare como "la mejor sopa del mundo", la Tom Yum ha sido galardonada en numerosas listas de gastronomía internacional.
Otro favorito es el Pad Thai, un plato de fideos salteados con tofu, huevo, brotes de soja y camarones, todo aderezado con un toque de lima y cacahuates triturados. Este plato callejero se ha convertido en una de las comidas más queridas en Tailandia y en el mundo.
Para cerrar, no se puede dejar de probar el Mango Sticky Rice, un postre refrescante y dulce que combina arroz glutinoso cocido en leche de coco y rodajas de mango. La mezcla es sencilla, pero su sabor es exquisito y representa la esencia de la dulzura tailandesa.
Un lugar favorito para saborear la gastronomía local es el Smile Bar en Kamala Beach, donde los mariscos frescos, asados junto al oleaje, se convierten en un placer de lujo sin pretensiones, ideal para quienes buscan disfrutar del buen comer a pie de playa.
La magia está en el masaje
Finalmente llegamos al momento más relajante: el "masaje tailandés". Esta técnica combina estiramientos y presión en todo el cuerpo, aunque también podés optar por un masaje enfocado únicamente en los pies.
Los lugares de masaje en Phuket son tan abundantes como el agua en el mar, literalmente en cada rincón de la isla. Al entregarte a las manos del masajista, tu cuerpo entra en un estado de relajación tan profundo que es casi imposible no quedarse dormido, haciendo que al final de la sesión la idea de volver a casa se vuelva difícil de aceptar.
Y ahora, ¿te animás a vivir tu propio "Comer, Rezar y Amar" en el País de las Sonrisas?
Denise Baró para LG Lifestyle