En el medio de esta historia hay una pieza decisiva, llamada Sunme Yoon. Fue ella quien quedó tan impactada por “La vegetariana” que de inmediato se puso en la tarea de traducirla al castellano. Y fue a partir del trabajo de Yoon que Bajolauna, una de las joyas de nuestro ecosistema de editoriales independientes, decidió publicar la novela. Así, los lectores argentinos tuvieron en 2012 la oportunidad de leer a Han Kang, incluso años antes de que el libro se tradujera al inglés. Era imposible conjeturar en ese momento que la surcoreana recibiría el Premio Nobel de Literatura.
La academia sueca le otorgó el Nobel de Literatura a la autora surcoreana Han KangPero ese no es el único nexo que liga a Kang con la Argentina, una relación profundizada a partir del encuentro de la escritora con la propia Yoon. Hay algo más profundo, ligado con la obra y con el estilo de la flamante galardonada, y es la influencia que sobre ella ejerce Jorge Luis Borges. Un amor literario tan sólido que expresó, por ejemplo, en el inicio de “La clase de griego” (2023).
La Academia Sueca justifica sus elecciones a partir de alguna definición sobre el trabajo del/la ganador/a de turno. En el caso de Kang, subrayó “su intensa prosa poética, que afronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”. Esos rastros pueden encontrarse, queda claro, en los libros de Kang traducidos al castellano (todos por Sunme Yoo): a “La vegetariana” se suman “Blanco”, “Actos humanos” y “La clase de griego”, estos tres editados por el sello español Rata. También hay una segunda edición de “La vegetariana”, a cargo de Rata y con prólogo del escritor y guionista Gabi Martínez, uno de los incontable enamorados de la literatura de Kang dispersos por el mundo.
También prima el criterio geográfico que desde hace tiempo caracteriza al Nobel de las letras. Es el primero que recae en Corea del Sur y el sexto que llega a Oriente, tras los otorgados a los japoneses Yasunari Kawabata, Kenzaburo Oe y Kazuo Ishiguro; y a los chinos Gao Xinjian y Mo Yan. En el caso de América latina, el último fue el adjudicado a Mario Vargas Llosa en 2010.
Oriunda de Gwangju, Kang nació el 27 de noviembre de 1970. Su familia se mudó a Seúl, ciudad en la que ella estudió Letras e inició una carrera como periodista. Comenzó a publicar en la década del 90: “El amor en Yeosu” fue su primer libro de cuentos (1995) y con “El venado negro” (1999) debutó en la novela.
Esa carrera siempre en ascenso terminó de dispararse con “La vegetariana” (2007), la historia de una mujer que a partir de la decisión de dejar de consumir carne entra en conflicto con su familia. El libro le reportó a Kang el premio Man Booker International y fue llevado al cine en Corea del Sur con un reparto que encabezó Chae Min-seo. La película cosechó toda clase de elogios en el Festival de Sundance, lo que incrementó la visibilización de Kang y de su obra en Occidente.
Aquí ingresa en la escena Sunme Yoon, nacida en Corea del Sur y criada desde los 5 años en la Argentina a partir de la emigración de su familia. Tras licenciarse en Letras en la UBA, Yoon se trasladó a España para doctorarse en la Universidad Complutense de Madrid. Fue clave su integración al Instituto de Traducción de Literatura de Seúl, una institución dependiente del Gobierno que se dedica a difundir a los escritores coreanos en distintas lenguas. Cuando se topó con “La vegetariana” -”un descubrimiento personal”, lo definió- Yoon quedó prendada.
Han Kang, ganadora del Nobel de Literatura, habló de su cercanía con Jorge Luis BorgesNo sólo se convirtió en una suerte de “traductora oficial” de Kang al castellano. Yoon también tejió una relación con la escritora. Fue la propia Kang quien la contactó, enterada de que “La vegetariana” se había publicado en la Argentina. Y sorprendida, teniendo en cuenta, como quedó apuntado, que la novela no se había editado en inglés.
Yoon tradujo “La clase de griego”, novela en la que Kang encuentra el espacio justo para plasmar su admiración por Borges. Precisamente, el libro empieza así:
Borges le pidió a María Kodama que grabara en su lápida la frase ¿Él tomó su espada, y colocó el metal desnudo entre los dos?. Kodama, la hermosa y joven mujer de ascendencia japonesa que fuera su secretaria, se casó con Borges cuando este tenía ochenta y siete años y compartió los últimos tres meses de la vida del escritor. Ella fue quien lo acompañó en su tránsito postrero, que acaeció en Ginebra, la ciudad donde el escritor pasó su infancia y donde deseaba ser enterrado.