Santa Pelagia de Antioquía se celebra este 8 de octubre, según el calendario del santoral cristiano.

Hay, al menos, dos versiones sobre la biografía de esta santa. En una se dice que fue una virgen y mártir del siglo IV, perteneciente a una familia importante de Antioquía. Tras dar el paso y convertirse al cristianismo, estuvo a punto de ser arrestada por los soldados. Al creer que podría ser violada y desvirgada por ellos, decidió subir a la terraza de su casa y saltar al vacío. Murió en el 302, cuando solo tenía 15 años.

La otra versión es más compleja.

Pelagia, una famosa comediante de Antioquía en el siglo V, era conocida por sus sensuales y provocativas danzas, que le valieron el sobrenombre de "Margarita", en referencia a las gemas que solía usar. Aunque en su juventud tuvo contacto con los catecúmenos, lo había abandonado hasta que se topó con el obispo Nono en el año 453, un encuentro que cambiaría el curso de su vida.

Un día, por curiosidad, Pelagia asistió a una misa donde el obispo predicaba sobre la misericordia de Dios, lo que tocó profundamente su corazón. Deseando cambiar su vida, le escribió al obispo una carta donde expresaba su deseo de encontrar la salvación a través de Cristo. Nono, al ver su sinceridad, decidió bautizarla, confirmarla y darle la Eucaristía, marcando el inicio de su transformación.

Tras su conversión, Pelagia repartió sus riquezas entre los pobres, liberó a sus esclavos y se retiró de Antioquía, llevando una vida austera y dedicada a la penitencia y la oración. Para proteger su identidad, se disfrazó de hombre bajo el nombre de "Pelagio" y se estableció en una gruta cerca de Jerusalén.

Años más tarde, un diácono enviado por el obispo llegó a la gruta para buscar a este misterioso ermitaño. Sin embargo, cuando volvió a la cueva, encontró a Pelagio muerto. Al prepararla para el entierro, descubrieron que en realidad era una mujer. Fue enterrada con honores, y muchas mujeres de monasterios cercanos participaron en la ceremonia.

Pelagia es recordada por su singular vida de penitencia y su conversión radical, que sirve como un recordatorio profético de los valores cristianos y el poder de la fe para transformar incluso las vidas más desordenadas. Su vida muestra que la búsqueda de Cristo puede llevar a un profundo cambio espiritual, independientemente del pasado.